¿Qué provoca que los niños se muerdan las uñas y se chupen el dedo?

Morderse las uñas y chuparse el dedo son hábitos comunes en los niños pequeños. Aunque al principio pueden parecer inofensivos, muchas veces generan preocupación entre los padres, especialmente si persisten con el tiempo. Estos comportamientos suelen ser una forma de aliviar el estrés, calmarse o incluso por simple aburrimiento. Los niños a menudo los desarrollan como una respuesta a cambios en su entorno o emociones que no saben expresar.
Algunos padres temen que estos hábitos puedan afectar la salud dental o causar infecciones en los dedos. Por otro lado, hay quienes piensan que desaparecerán solos con el tiempo. Sin embargo, entender las razones detrás de estos comportamientos puede ayudar a manejar la situación con más paciencia y eficacia. Identificar posibles desencadenantes, como ansiedad o nerviosismo, es un buen primer paso.
Es importante recordar que no todos los niños superan estos hábitos al mismo ritmo. Algunos lo hacen rápidamente, mientras que otros necesitan más tiempo y apoyo. Si el comportamiento persiste y parece afectar al niño emocional o físicamente, consultar con un especialista puede ser útil para encontrar soluciones adecuadas y personalizadas.
Razones detrás de estos hábitos
Estrés y ansiedad
Cuando los pequeños enfrentan situaciones nuevas o desafiantes, como el inicio en una nueva escuela o problemas familiares, pueden recurrir a comportamientos repetitivos como morderse las uñas. Este acto puede brindarles una sensación de alivio o seguridad en momentos de estrés. Chuparse el dedo, en particular, es una forma que tienen los niños de consolarse a sí mismos desde muy pequeños.
Aburrimiento
En muchos casos, estos hábitos simplemente surgen por aburrimiento. Cuando un niño no está suficientemente estimulado o se encuentra sin algo que hacer, morderse las uñas o chuparse el dedo puede ser una manera de mantenerse ocupado.
Imitación
Los niños aprenden observando a los demás. Si ven que un hermano o incluso un adulto cercano tiene el hábito de morderse las uñas, es probable que lo imiten. Esto ocurre especialmente si no entienden la razón detrás del comportamiento.
Busca de consuelo físico
Otra causa común de chuparse el dedo, sobre todo en los más pequeños, es la necesidad de consuelo físico. Este hábito suele asociarse con la sensación que experimentaban al ser amamantados y puede prolongarse si no encuentran otra forma de calmarse.
Genética y predisposición
Algunos estudios sugieren que también puede haber una predisposición genética. Si en la familia existen antecedentes de estos hábitos, es más probable que los niños los desarrollen.

Impactos de estos hábitos
Aunque pueden parecer inofensivos, morderse las uñas y chuparse el dedo pueden tener efectos negativos. Entre los problemas más comunes están las infecciones en los dedos, deformidades en las uñas, problemas dentales o incluso infecciones al ingerir bacterias acumuladas. Además, estos hábitos pueden generar molestias sociales, especialmente si se prolongan en la adolescencia.
¿Cómo ayudar a los niños a dejar estos hábitos?
El primer paso es observar al niño con atención para entender qué motiva su comportamiento. ¿Lo hace por ansiedad, aburrimiento, incomodidad o simplemente por costumbre? Dedica tiempo a notar patrones o situaciones específicas que detonen esta acción. Tal vez ocurre durante momentos de estrés, cuando no hay algo interesante que hacer o como respuesta a emociones difíciles. Una vez que hayas identificado la causa, estarás en una mejor posición para buscar soluciones prácticas y adaptadas a sus necesidades. Recuerda que entender el motivo es clave para ayudar de manera efectiva.
Ofrecer alternativas
En lugar de regañar al niño, intenta ofrecerle alternativas. Por ejemplo, si se muerde las uñas debido al aburrimiento, dale una pelota antiestrés o juguetes para mantener sus manos ocupadas. Si el problema es ansiedad, busca actividades que le ayuden a relajarse, como dibujar o escuchar música.
Reforzar con elogios
Cuando observes que el niño evita morderse las uñas o chuparse el dedo, felicítalo. Estos pequeños refuerzos positivos pueden motivarlo a continuar con el buen comportamiento.
Establecer límites suaves
En el caso de chuparse el dedo, puedes usar técnicas sencillas como cubiertas protectoras en los dedos o barnices amargos en las uñas. Esto no es un castigo, sino un recordatorio para que el niño tome conciencia del hábito.
Crear un ambiente de apoyo
Evita criticar o señalar el hábito constantemente. En lugar de eso, habla con el niño de manera calmada y explícale por qué sería bueno dejarlo. Un ambiente comprensivo puede hacer una gran diferencia.
¿Cuándo buscar ayuda profesional?
Si estos hábitos persisten a pesar de tus intentos, o si comienzan a afectar la salud física y emocional del niño, es recomendable consultar con un pediatra o un especialista en salud mental infantil. La terapia cognitivo-conductual puede ser útil para abordar comportamientos repetitivos asociados con la ansiedad o el estrés.