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Cocina, recetas y alimentos

¿Qué tan saludable es el yogur griego?

El yogur griego se ha instalado como uno de los productos lácteos favoritos en muchas neveras de personas que buscan comer mejor. Su textura espesa y cremosa junto a su sabor levemente ácido lo destacan frente a otras opciones. Se ganó fama de alimento “saludable” y “completo”, pero pocos se detienen a pensar si realmente aporta ventajas sobre el yogur tradicional y cuáles son los puntos clave para valorar su aporte.

Perfil nutricional del yogur griego y comparación con otros yogures

El proceso de elaboración distingue al yogur griego del clásico. Se utiliza leche fermentada con cultivos vivos, pero luego se cuela varias veces para eliminar suero, lactosa y agua. El resultado es un producto más concentrado y, por eso, más denso en algunos nutrientes clave.

En proteínas, el yogur griego sobresale. Un envase individual puede tener hasta el doble de proteínas que uno de yogur tradicional. Por ejemplo, 150 g de yogur griego natural descremado contienen alrededor de 15 g de proteínas, mientras que la misma cantidad de yogur regular apenas llega a 6 g. Este mayor porcentaje de proteína es clave para la sensación de saciedad, el desarrollo muscular y la recuperación tras el ejercicio.

En cuanto a grasas, el contenido varía dependiendo de si es entero, semidescremado o descremado. La versión entera ofrece textura y sabor, pero también más calorías y grasas saturadas, mientras que las opciones bajas en grasa reducen estos componentes.

Respecto a los carbohidratos, el proceso de colado reduce la lactosa, convirtiendo al yogur griego en una alternativa apta para quienes tienen ligera intolerancia. El yogur natural regular suele tener más carbohidratos, ya que mantiene más lactosa tras la fermentación.

En calcio, la comparación no siempre favorece al griego. Durante el colado, parte del calcio se pierde, por lo que el yogur regular suele aportar algo más de este mineral esencial para los huesos. Sin embargo, ambos tipos contienen una cantidad relevante de calcio, fósforo y vitaminas B importantes para la salud.

Foto Freepik

Beneficios principales del yogur griego para la salud

Uno de los atractivos centrales del yogur griego son sus probióticos. Los cultivos vivos mejoran la salud del intestino, favorecen la digestión y pueden reducir molestias como inflamación, gases o tránsito lento. Además, estos mismos microorganismos ayudan al sistema inmune y favorecen la correcta absorción de nutrientes.

Su alto contenido proteico lo convierte en un aliado para la recuperación muscular, tanto en deportistas como en personas mayores que buscan mantener la masa magra. Consumir suficientes proteínas contribuye a conservar la fuerza, evitar lesiones y mejorar la composición corporal.

Otro punto es la baja cantidad de lactosa. Esto permite que varias personas con sensibilidad a este azúcar disfruten del yogur griego sin molestias digestivas, algo que no siempre ocurre con otros lácteos. Aunque no reemplaza productos completamente deslactosados, puede ser más tolerable para muchos.

El consumo regular de este lácteo también ayuda a cubrir requerimientos de calcio y fósforo, esenciales para fortalecer huesos y dientes y prevenir enfermedades como la osteoporosis. Varios estudios señalan que quienes incluyen yogur en su dieta tienden a cumplir mejor con las recomendaciones de calcio y presentan una mejor salud ósea general.

El yogur griego es además una herramienta útil para controlar el peso. Su relación de proteínas y baja cantidad de azúcares naturales hacen que proporcione saciedad y reduzca el apetito entre comidas. Esto puede traducirse en una reducción del consumo calórico total a lo largo del día, ayudando a quienes buscan evitar el sobrepeso o simplemente comer de manera equilibrada.

Algunos estudios relacionan el consumo de yogur, tanto griego como regular, con un menor riesgo de enfermedades metabólicas como la diabetes tipo 2, mejor control de presión arterial y menor inflamación general, aunque la clave está en la variedad elegida y el contexto de una dieta balanceada.

Consideraciones al elegir yogur griego en el supermercado

Hablar de yogur griego no es hablar de un solo producto. Existen decenas de variantes con diferentes ingredientes, calidades y valores nutricionales. Muchos incluyen azúcares añadidos, saborizantes, espesantes e incluso grasas extra para mejorar la textura, pero esto puede arruinar gran parte de los beneficios.

Resulta fundamental leer la etiqueta antes de comprar. Lo más recomendable es optar por yogur griego natural, sin sabor y con ingredientes simples: leche y cultivos. Si en la lista aparece azúcar, sirope, fructosa, puré de fruta o ingredientes desconocidos, el producto pierde valor nutricional. Muchas personas prefieren endulzarlo en casa con frutas frescas, frutos secos o un toque de canela.

Otra cuestión clave es la presencia de cultivos vivos y activos. Cuantos más tenga, mejor será el aporte de probióticos. Algunas marcas lo especifican, y conviene priorizar estos productos frente a otros que solo contienen microorganismos de manera simbólica o han sido sometidos a procesos de pasteurización tras su elaboración, lo que destruye parte de los cultivos benéficos.

Respecto a las diferentes presentaciones, existen opciones descremadas, enteras, orgánicas o enriquecidas con fibra, omega-3 o semillas. Cada una responde a necesidades y preferencias específicas. La versión más natural, sin añadidos, suele ser la más aconsejable para cuidar la salud digestiva y evitar un consumo innecesario de azúcares.

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Mirar la cantidad de proteínas, grasas, azúcares y cultivos vivos ayuda a tomar mejores decisiones y disfrutar de un alimento funcional, versátil y fácilmente combinable en cualquier comida del día. Elegir bien el yogur griego ayuda a aprovechar sus ventajas y reducir el riesgo de caer en trampas de marketing disfrazadas de “saludable”.

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