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Recomendaciones para ser una persona puntual y no fracasar en el intento

La puntualidad es una de las mejores cualidades personales, ya que habla de nuestro compromiso, responsabilidad, respeto y capacidad de organizarse

Por mucho que las personas sepan que hacer esperar a los demás es de mala educación, además que supone una molestia y tiempo perdido, hay quienes tienen verdaderos problemas para ser puntuales. Es una situación difícil de explicar, ya que solo ocurre. Antes de que se hayan dado cuenta, salen de casa con menos tiempo del necesario, y terminan llegando tarde de manera sistemática. A pesar de esto, esta modalidad de incumplimiento se puede corregir y cualquier persona puede llegar a acostumbrarse al hábito de ser puntual.

Comienza poco a poco

Muchos de los que suelen ser impuntuales, tienden a posponer todo. De acuerdo con Tim Urban: «Un procrastinado profesional atribuye gran parte de la culpa a lo que él llama «el mono de la gratificación instantánea». Es una pequeña parte de nuestro interior que trata de evitar la ansiedad y el aburrimiento distrayéndose, pero que se deja vencer por el pánico cuando se acerca una fecha límite implacable». El experto explica que el verdadero problema de aquellos que suelen posponer todo no es la incapacidad de planificar con anticipación, sino pasar de la fase de planificación a la de acción.

Deja tiempo para los imprevistos

Muchas de las limitaciones que nos impiden ser puntual es planificar todo sin tener en cuánta alguna situación imprevista. Aquellos que son demasiado optimistas a la hora de calcular el calendario de viajes y tareas corren el riesgo de observar impotentes cómo se derrumban todos los planes debido a circunstancias no esperadas. Desde el tráfico hasta el vecino que charla frente al ascensor, no siempre es posible predecir lo que nos hará llegar tarde. Por lo tanto, los horarios nunca deben ser demasiado estrictos, ni las listas de tareas pendientes demasiado largas.

Cambia la perspectiva

Según la Dra. Ellen Hendriksen: «Si intentamos recordar horas aproximadas, por ejemplo, «Me encontraré con mis amigos en el cine para la función de las 21.00», se corre el riesgo de llegar al lugar un poco después, en este caso, estar en la oscuridad a las 21.05, dando vueltas entre un grupo de personas y de asientos en busca de nuestros puestos. En vez de pensar lo anterior, es mejor, y puede ser útil, reformular el mismo pensamiento utilizando palabras que nos ayuden a visualizar con mayor precisión que «A las 21.00 es la hora en la que ya debo estar sentado con mis amigos en el cine».

De hecho, este truco va de la mano con otro que sugiere el Dr. Hendriksen, el cual consiste en ocuparse de todo lo que se pueda preparar o reservar con antelación la noche anterior: Comprar los boletos para la película, elegir el vestuario que se va a llevar puesto o guardar las cosas importantes en el bolso como las llaves y la cartera, puede ahorrar varios minutos y evitar los retrasos comunes.

Anticipa los acontecimientos

No se trata de que seas vidente, sino de que aceptes que, por algún motivo, no vas a poder llegar a tiempo a un lugar y des aviso. De esta forma, ya sea en el trabajo o en tu vida personal, las personas sabrán lo que sucede y podrán reorganizarse, además de que te permite mantener una apariencia de profesionalidad. Cuando está claro que no podremos cumplir el calendario, es mejor aceptarlo y hacerlo saber. Esforzarse por cumplir todo lo que suponía el día es agregar una carga innecesaria de estrés, en cambio, que pensar claramente en los siguientes pasos mantiene la situación bajo control.

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