Sí, es posible perder peso con yoga, pero el resultado no depende de un truco rápido. Depende del estilo que se practique, de la constancia y, sobre todo, de la alimentación. Quien busca adelgazar suele fijarse en la quema de calorías, pero el yoga también influye por vías menos obvias, como el estrés y los hábitos diarios. Visto así, el yoga puede ser un buen aliado, siempre que se use con expectativas realistas.
Qué dice la evidencia sobre perder peso haciendo yoga
La investigación disponible, en su mayoría de años anteriores, sugiere que una práctica regular de yoga puede asociarse con pérdida de peso y con reducción de grasa, incluida la abdominal, especialmente cuando se mantiene en el tiempo. Aun así, muchos programas que muestran mejoras combinan yoga con cambios de nutrición y de conducta, por lo que no siempre se puede atribuir todo el avance al yoga por sí solo. En la práctica, el yoga suele funcionar como parte de un paquete de hábitos más estables.
Por qué el yoga puede ayudar aunque no sea “cardio”
Aunque no siempre se parezca a correr o pedalear, el yoga puede influir en el peso por mecanismos cotidianos. Menos estrés puede traducirse en menos picoteo y menos comer emocional. Un mejor sueño suele mejorar el apetito y la energía para moverse. Además, cuando se repite con frecuencia, muchas posturas desarrollan fuerza, control y tono muscular, y eso ayuda a sostener la constancia sin sentir que el cuerpo “pasa factura” cada semana.
Cuántas calorías se queman con yoga y qué se puede esperar
El gasto calórico del yoga cambia mucho según la intensidad, la duración, el nivel de la persona y hasta la temperatura de la sala. Un yoga suave tiende a gastar menos que actividades moderadas, mientras que un yoga dinámico se acerca más a un entrenamiento continuo y exigente. Como referencia, actividades como el ciclismo pueden rondar 300 a 500 calorías en 45 minutos, y el senderismo 400 a 600 calorías por hora; el yoga suele estar por debajo de esas cifras cuando la clase es tranquila. Para perder grasa hace falta un déficit calórico; el yoga puede sumar, no solo por calorías, también porque facilita mejores decisiones y una rutina más sostenible.
Mito común: sudar más no significa perder más grasa
El sudor impresiona, pero casi siempre es agua que se recupera al hidratarse. En estilos como el hot yoga, la sensación de “haber bajado” al terminar la clase puede ser temporal. La grasa se reduce con un balance sostenido entre lo que se come y el gasto total, más que con el sudor de una sesión.
Qué tipos de yoga ayudan más a adelgazar y cómo elegir
Para apoyar la pérdida de peso, suelen funcionar mejor estilos con ritmo y flujo, como vinyasa o power yoga, porque mantienen el cuerpo en movimiento durante más tiempo. El hot yoga puede sentirse más demandante, pero no por el sudor en sí. Un hatha moderado, si se practica a menudo, también puede sumar, y el yin o el restaurativo no destacan por calorías, pero ayudan a manejar el estrés y a recuperar, dos piezas que suelen faltar cuando el objetivo es adelgazar.
Señales de que una clase de yoga será más “activa”
Una clase orientada a “yoga para bajar de peso” suele incluir transiciones rápidas, secuencias largas y repetición de saludos al sol. También aparecen planchas y posturas que retan la fuerza, y se nota una intensidad que eleva la respiración sin dejar al grupo sin control.
Cómo usar el yoga para perder peso de forma realista (sin fórmulas mágicas)
Un enfoque práctico mezcla sesiones dinámicas con otras suaves para bajar el estrés y dormir mejor, y se acompaña de caminatas o trabajo de fuerza si la meta principal es adelgazar. El cambio llega por hábitos que se sostienen meses, con una alimentación coherente y un progreso medible, sin castigos ni extremos, ajustando el plan al nivel, al tiempo disponible y a la salud de cada persona.
