¿Son una alternativa saludable los cafés listos para llevar?

En la última década, los cafés listos para llevar han conquistado el día a día de miles de personas. Su practicidad responde al ritmo acelerado de la vida moderna y la necesidad de una dosis rápida de energía, ya sea camino al trabajo, en la universidad o durante una pausa en la jornada. El fenómeno es mundial: el mercado global de estas bebidas mueve cifras millonarias y crece sin freno año tras año.
Composición y valor nutricional de los cafés listos para llevar
La mayoría de los cafés listos para llevar contienen una baja proporción de café, que ronda el 15% del total. El ingrediente principal suele ser leche o bebida vegetal, alcanzando aproximadamente el 80% de la composición. Esto quiere decir que, a diferencia del café preparado en casa, donde se ajusta el tipo de leche, el endulzante o la cantidad de café según el gusto personal, en los cafés RTD (Ready-to-Drink) se consume lo que el fabricante ha decidido incorporar.
Un punto delicado es la calidad del café utilizado. Si bien la variedad habitual es arábica de tueste natural, algunas marcas abaratan costes y añaden extracto o café soluble, cuyo valor nutricional y sabor pueden no ser iguales al café tradicional. Además, productos de supermercado frecuentemente incluyen azúcar refinado desde el inicio en la lista de ingredientes, lo que confirma su presencia en proporciones nada despreciables. A esto se suman aditivos como estabilizantes y aromas artificiales para mejorar textura y sabor, elementos poco preocupantes sobre la salud pero que suman a la lista de ingredientes artificiales.
Respecto a la cafeína, el envase estándar (250 ml) contiene entre 85 y 120 mg, cifra aceptable si se considera la recomendación de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria de no sobrepasar los 400 mg por día para adultos sanos. El problema comienza cuando el consumo es repetido, o se suma a otras fuentes de cafeína diarias.
El etiquetado de estos productos puede generar confusión. La tabla nutricional no distingue entre azúcares naturalmente presentes en la leche (lactosa) y los añadidos, dificultando saber con precisión cuánta sacarosa se está ingiriendo. El truco es revisar la lista de ingredientes: si el azúcar aparece en las primeras posiciones, significa que está presente en grandes cantidades.

Exceso de azúcar, cafeína y sus riesgos potenciales
El punto más problemático de los cafés listos para llevar es, sin duda, la cantidad de azúcar añadido. En una sola porción de 250 ml, el promedio es de 12 gramos de azúcar, casi la mitad del máximo (25 gramos diarios) recomendado por la Organización Mundial de la Salud para adultos. Consumir uno o dos envases al día facilita superar rápidamente este tope, lo que aumenta el riesgo a largo plazo de sobrepeso, alteraciones metabólicas y caries.
Los efectos del consumo frecuente de azúcar no terminan allí. Las bebidas muy dulces refuerzan la tendencia a buscar productos con sabores intensamente dulces, dificultando adaptar el paladar a opciones menos azucaradas. Incluso los productos que ofrecen edulcorantes como alternativa no son inocuos: mantienen el gusto por el dulce y no ayudan de forma eficaz en la pérdida de peso, según estudios recientes.
La cafeína de estos productos, aunque moderada por envase, puede acumularse si se combinan varios cafés listos para llevar en la misma jornada. Este exceso favorece la aparición de síntomas como ansiedad, taquicardia y dificultades para dormir en personas sensibles. Grupos como adolescentes, mujeres embarazadas o personas con hipertensión deberían tener especial cuidado, ya que la sensibilidad a la cafeína varía y los riesgos pueden incrementarse.
Tendencias de consumo y elección más saludable
En 2025, la oferta de cafés listos para llevar es más amplia que nunca. Las tendencias del sector muestran un interés creciente por los cafés “funcionales”, que incluyen ingredientes como adaptógenos, colágeno o proteínas, buscando ofrecer beneficios añadidos. El cold brew y el nitro cold brew ganan popularidad, igual que los envases reciclables y las opciones vegetales, especialmente la leche de avena y soja.
A pesar de la innovación, la mayoría de los productos del supermercado no destacan por su valor nutricional. Las versiones con menos azúcar o endulzadas con stevia o eritritol resultan algo mejores, pero suelen mantener el perfil dulce intenso. Incluso los cafés RTD orientados a deportistas o etiquetados como “fit” pueden contener cantidades apreciables de azúcar o aditivos para mejorar textura o sabor.
Preparar café en casa o acudir a una cafetería sigue siendo la mejor elección desde el punto de vista de la salud y la sostenibilidad. Así es posible elegir el tipo de café, el nivel de tostado, la cantidad de leche o bebida vegetal y, sobre todo, regular la cantidad de azúcar. Además, se reduce de forma clara el uso de envases plásticos de un solo uso, colaborando con el medio ambiente.
Para quienes prefieren la practicidad del café listo para llevar, hay formas de hacer una mejor elección. Leer con atención la lista de ingredientes y seleccionar aquellos productos en los que el azúcar figure al final, así como las opciones sin nata ni cremas añadidas, puede marcar la diferencia. Apostar por bebidas con menos aditivos y preferir envases sostenibles contribuye a una elección más consciente.
