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Sexo y relaciones

Tener relaciones sexuales con un herpes labial: ¿Cuáles son los riesgos?

Un pequeño grano en el labio puede cambiar por completo la forma de vivir la intimidad. El herpes labial está causado casi siempre por el virus HSV-1 y se transmite sobre todo por la saliva y el contacto directo con las llagas. Mucha gente lo asocia solo a los labios, pero pocas personas saben que, a través del sexo oral, el virus también puede llegar a la zona genital. Gran parte de la población es portadora sin ser consciente, a veces sin haber tenido nunca una lesión visible.

Qué es el herpes labial y por qué afecta a la vida sexual

El virus del herpes simple tipo 1 se instala por lo general en la zona de la boca. Suele provocar pequeñas llagas en los labios, en forma de ampollas agrupadas, que pican, duelen y luego forman costra. Después del primer episodio, el virus no desaparece, queda en reposo en los nervios y puede reactivarse en momentos de estrés, cansancio, exposición solar o defensas bajas. Algunas personas presentan brotes frecuentes, mientras que otras casi nunca notan nada.

El herpes labial no tiene cura definitiva, aunque existen tratamientos que acortan los brotes y reducen su intensidad. Esto influye de forma directa en la vida íntima, porque cada reactivación obliga a pensar si se deben evitar besos, caricias y relaciones sexuales. Además del malestar físico, puede generar vergüenza, miedo al rechazo y preocupación por el contagio sin síntomas, ya que el virus puede pasar a otra persona incluso cuando no hay llaga visible.

Cómo se transmite el herpes labial en el día a día

En la vida cotidiana, el contagio se produce sobre todo por besos y contacto directo entre piel y saliva cuando hay un brote. También puede pasar al compartir vasos, cubiertos o toallas, aunque esta vía es menos frecuente. A veces el virus se elimina en pequeñas cantidades en una fase sin síntomas, sin ampollas ni costras, lo que se conoce como excreción asintomática. Por eso una persona puede transmitir el HSV-1 sin saber que está contagiosa, incluso si la piel parece normal.

Qué diferencia hay entre herpes labial y herpes genital

El herpes oral afecta a la boca y alrededores, mientras que el herpes genital aparece en vulva, pene, escroto, ano o zona perianal. El HSV-1 suele asociarse al labio, pero puede producir HSV-1 en genitales cuando pasa de la boca a los órganos sexuales durante el sexo oral. Por otro lado, el HSV-2 se relaciona más con la zona genital, aunque también puede llegar a la boca. Desde la perspectiva de la salud sexual, lo importante es saber qué tipo de herpes se tiene, en qué zona se encuentra y cómo se puede reducir el riesgo para la pareja.

Riesgos de tener relaciones sexuales con un herpes labial activo

Cuando hay un brote activo, con hormigueo previo, picor, ardor o llagas ya visibles, el virus se encuentra en su punto de mayor contagiosidad. Besar a otra persona en la boca en ese momento aumenta claramente el riesgo de transmisión. Si además se practica sexo oral-genital, el virus puede pasar de la boca a los genitales de la pareja y provocar un alto riesgo de contagio. Una sola relación en pleno brote puede bastar para que alguien que nunca tuvo herpes genital viva su primer episodio.

El contacto piel con piel también influye. Si los labios con herpes tocan mucosas o zonas con pequeñas heridas, el virus lo tiene más fácil para entrar. Incluso en fase de costra, mientras la piel no esté totalmente cerrada, el nivel de contagio sigue siendo elevado. Aunque el riesgo cae fuera de los brotes, nunca llega a ser cero, porque puede haber pequeñas cantidades de virus activas sin que la persona lo note.

Sexo oral y paso del herpes labial a los genitales

Durante el sexo oral, la boca entra en contacto directo con mucosas muy delicadas, como la vulva, el pene o el ano. Si la persona que practica sexo oral tiene HSV-1 en la boca, el virus puede pasar a la otra persona y provocar un primer brote genital, que suele ser más largo y molesto que los siguientes. El peligro aumenta si hay llagas visibles, ampollas con líquido o costras recientes en los labios o dentro de la boca. Por eso se aconseja evitar el sexo oral cuando hay cualquier señal de brote, incluso si solo se nota hormigueo o quemazón inicial.

Besos, caricias íntimas y otros contactos de riesgo

Los besos en la boca siguen siendo la vía más habitual de transmisión del herpes labial. Si hay un brote, los besos profundos pueden llevar el virus a la mucosa de la otra persona con mucha facilidad. Los besos en zona íntima, en pezones o en genitales, también pueden mover el virus de la boca a otras partes del cuerpo, sobre todo cuando hay contacto directo y prolongado. El contacto piel con piel en áreas sensibles aumenta el riesgo si la piel está irritada o presenta microcortes. El contagio a través de objetos es menos común, pero en pleno brote no resulta prudente compartir toallas o bálsamos labiales.

Foto Freepik

Cómo reducir el riesgo: protección, tratamiento y comunicación

Quien vive con herpes labial puede cuidar su vida sexual con algunas medidas sencillas. La primera es evitar besos y contactos íntimos durante el brote y esperar a que la piel se cure del todo. El uso de preservativo en relaciones vaginales o anales y de barrera bucal en el sexo oral ayuda a reducir el riesgo, aunque no lo elimina por completo, ya que no cubren toda la piel. Cuidar el descanso, la alimentación y el sistema inmunitario también puede disminuir la frecuencia de reactivaciones.

El tratamiento antiviral recetado por profesionales de la salud acorta la duración del brote y baja la cantidad de virus activo. En algunas personas, se recomienda una terapia diaria para reducir el número de episodios y el riesgo de transmisión a la pareja. Tan importante como la protección física es hablar con la pareja, explicar el diagnóstico con calma y acordar juntos qué prácticas se sienten seguras y cuáles es mejor evitar en ciertos momentos. La información compartida genera confianza y permite disfrutar del sexo con menos miedo.

Cuándo evitar por completo los besos y el sexo

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Se aconseja una pausa en las relaciones cuando hay un brote activo con ampollas, llagas abiertas, costras húmedas o dolor al mover los labios. También conviene parar si aparecen síntomas de aviso como hormigueo, picor o sensación de quemazón en el lugar donde suele salir el herpes. La recomendación es esperar a que la piel esté cerrada, sin costras ni molestias, antes de retomar los besos y las relaciones sexuales.

Uso de preservativo y barrera bucal en el sexo oral

El preservativo y la barrera bucal son aliados importantes para reducir el riesgo de transmisión en las relaciones sexuales. El preservativo puede usarse en sexo vaginal, anal y también en sexo oral sobre el pene. La barrera bucal, una lámina fina de látex, se coloca sobre la vulva o el ano durante el sexo oral. Estas medidas no sustituyen la decisión de evitar el sexo en pleno brote, pero sí ofrecen una capa extra de protección en los periodos sin síntomas visibles.

Tratamiento antiviral y apoyo médico

El medicamento antiviral pautado por personal sanitario ayuda a tener menos brotes y a que duren menos días. No elimina el virus, aunque reduce la carga viral y con ello la probabilidad de contagio. En algunos casos se usa solo al inicio del brote, en otros se plantea una toma diaria durante meses. La consulta médica es clave para valorar la mejor opción según la historia de cada persona, la frecuencia de los episodios y su impacto en la vida íntima. Pedir ayuda profesional no debería vivirse como un motivo de vergüenza, sino como un cuidado más de la salud sexual.

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