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Salud

¿Tienes aftas bucales? Podría ser una señal temprana de una infección de transmisión sexual

La aparición de aftas bucales suele asociarse a factores comunes como el estrés, un sistema inmune alterado o pequeñas lesiones al comer. Sin embargo, pocas personas saben que, en ciertos casos, las aftas pueden ser la primera señal de una infección de transmisión sexual (ITS), especialmente cuando aparecen sin razón clara o junto a otros síntomas sospechosos. Reconocer el origen de las lesiones bucales es un paso clave para un diagnóstico oportuno y para proteger tanto la salud bucal como la general. Una identificación y atención tempranas pueden marcar la diferencia y evitar complicaciones mayores.

Aftas bucales: causas y diferencias con el herpes oral

Las aftas bucales son úlceras pequeñas, redondas y dolorosas, que suelen aparecer en la mucosa de la boca, en zonas como la cara interna de las mejillas, lengua o encías. Suelen tener un borde rojizo y un centro blanco o amarillento. Aunque son incómodas, la mayoría de las veces no están asociadas a infecciones de transmisión sexual.

En otras ocasiones, algunas lesiones en la boca pueden confundirse con aftas pero en realidad ser provocadas por infecciones virales, como el herpes simple (HSV-1 y HSV-2), virus causantes de lesiones tanto en la boca como en la zona genital. Por eso, diferenciar el origen de cada úlcera resulta esencial para elegir el tratamiento correcto y evitar contagios.

Factores que provocan aftas bucales

Las aftas, por lo general, surgen por una combinación de factores. Entre los más habituales se encuentran pequeñas lesiones traumáticas al morderse la mejilla, irritación provocada por ciertos alimentos o prótesis dentales, defensas bajas por estrés o enfermedades autoinmunes, e incluso alteraciones hormonales. También pueden aparecer tras infecciones virales, aunque estas últimas frecuentemente muestran otras características.

Ocasionalmente, las aftas pueden asociarse a infecciones, ciertas deficiencias nutricionales o reacciones a medicamentos. Cuando las aftas se repiten o aparecen acompañadas de otros síntomas, conviene consultar con un profesional para descartar causas subyacentes, incluidas las ITS.

Diferencias clínicas entre aftas y herpes oral

Distinguir una afta de una lesión provocada por el herpes oral puede ser complicado a simple vista. No obstante, hay diferencias clave. Las aftas suelen ser dolorosas, de borde bien definido, jamás aparecen en la parte externa de los labios y no suelen agruparse.

En cambio, el herpes oral produce vesículas (pequeñas ampollas) agrupadas, que más tarde se transforman en úlceras y luego en costras, y sí pueden aparecer tanto en la boca como fuera, especialmente en los labios. Además, la molestia de las lesiones por herpes suele ser menos intensa que la de las aftas, pero pueden acompañarse de sensación de hormigueo, ardor o picor justo antes de que la lesión aparezca.

Herpes oral y otras infecciones de transmisión sexual con manifestaciones bucales

En los últimos años, el aumento de las prácticas sexuales orogenitales ha hecho que diversas infecciones de transmisión sexual, antes confinadas a la zona genital, ahora también puedan observarse en la cavidad oral. El herpes oral es una de las ITS más frecuentes y reconocidas, aunque existen otras como la sífilis, el virus del papiloma humano (VPH), molusco contagioso, gonorrea y clamidia que pueden tener manifestaciones bucales.

El virus del herpes simple tiene dos tipos principales: HSV-1, más habitual en la boca, y HSV-2, históricamente ligado al área genital. Sin embargo, ambos pueden infectar cualquiera de las dos zonas y generar cuadros casi idénticos. Las manifestaciones orales de ITS también incluyen úlceras o llagas indoloras, lesiones verrugosas o cambios en la mucosa bucal difíciles de detectar para quienes no son especialistas.

Foto Freepik

Manifestaciones bucales de ITS: el papel del herpesvirus

Las lesiones bucales por herpesvirus suelen comenzar como vesículas dolorosas que se agrupan y rompen rápidamente, generando úlceras superficiales. Estas pueden aparecer solas o acompañadas de fiebre, ganglios inflamados o sensación de malestar general. El dolor suele ser leve o moderado y tiende a ceder después de algunos días, aunque el virus permanece inactivo en el organismo y puede reactivarse especialmente en situaciones de bajas defensas, estrés o exposición prolongada al sol.

La presencia de lesiones persistentes, recurrentes o poco habituales en boca debe considerarse una señal de alerta, no solo para herpes, sino para otras ITS que pueden imitar su aspecto. Especialistas en dermatología y enfermedades infecciosas recomiendan siempre pruebas específicas cuando la lesión se acompaña de factores de riesgo sexual.

Transmisión y prevención del herpes oral en contextos sexuales

El herpes oral se transmite fácilmente por contacto directo con la saliva o lesiones de una persona portadora, incluso cuando no hay síntomas visibles. El beso y el sexo oral son las vías más comunes que facilitan el contagio. El uso compartido de utensilios o cosméticos labiales también puede transmitir el virus, aunque con menor frecuencia.

Para reducir el riesgo de transmisión en encuentros sexuales, el uso de preservativo y barreras bucales ofrece protección parcial, ya que no cubre toda la superficie de contacto. Es importante evitar el sexo oral si hay llagas activas o sospechosas en la boca o genitales. Mantener una buena higiene bucal, evitar compartir objetos personales y hacer controles médicos periódicos en caso de prácticas sexuales de riesgo ayudan a detectar y tratar cualquier infección a tiempo.

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El uso correcto del preservativo, junto con la comunicación honesta entre parejas sexuales y la consulta médica ante síntomas, es la mejor estrategia de prevención. La información y la disposición a consultar ante cambios en la salud bucal o genital son el primer paso para evitar complicaciones y cuidar tanto la salud propia como la de los demás.

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