Trucos y posturas para disfrutar al máximo del sexo en el agua
¿Quién no ha sentido curiosidad por llevar la pasión al agua? El sexo en la playa, la piscina o el jacuzzi destaca por las nuevas sensaciones y la complicidad extra que aporta. Sin embargo, para que la experiencia sea segura y realmente placentera, conviene conocer ciertos trucos y posturas claves.

Preparativos y precauciones esenciales para el sexo en el agua
Elegir el lugar adecuado marca la diferencia. Ya sea en la intimidad de un jacuzzi, la piscina privada o un rincón tranquilo de la playa, el entorno debe ofrecer privacidad y condiciones higiénicas. Evitar lugares públicos reduce riesgos legales y permite relajarse sin preocupaciones.
La higiene y la seguridad son esenciales. El agua de piscinas y jacuzzis suele contener cloro y otros químicos que pueden irritar. En la playa, la arena, la sal y restos biológicos suelen ser un reto. Por eso, conviene revisar bien el espacio y asegurarse de que esté limpio antes de cualquier contacto íntimo.
La lubricación se vuelve crucial en el agua. A diferencia de lo que muchos pueden pensar, el agua elimina los fluidos naturales en lugar de potenciarlos. Esto puede aumentar la fricción y generar microlesiones o molestias. El truco seguro es optar por un lubricante a base de silicona, ideal porque resiste más tiempo bajo el agua y no se disuelve como los de base acuosa.
El preservativo debe colocarse antes de entrar al agua y comprobarse durante el acto. El cloro, la sal y la fricción pueden debilitarlo y aumentar el riesgo de rotura. Además, el agua contaminada puede ser transmisora de bacterias y hongos, elevando el riesgo de infecciones. Es mejor usar condones de buena calidad y, tras finalizar, lavar la zona con agua dulce y jabón neutro.
Conviene evitar el uso de aceites, jabones, espumas o burbujas en estos momentos. Estos productos pueden alterar la flora íntima, aumentar el riesgo de infecciones urinarias y resbalar, lo que sube las probabilidades de un accidente.
La planificación forma parte del placer. Unos minutos para preparar el espacio y los productos correctos evitan sustos y potencian la confianza. Además, pactar códigos de señalización con la pareja para avisar si algo incomoda refuerza el consentimiento y la intimidad.

Trucos y posturas recomendadas para disfrutar más del sexo en el agua
El agua puede ser tu aliada para probar posturas diferentes o llevar la estimulación manual a otro nivel. Sin embargo, el cuerpo flota y el suelo resbala, así que lo mejor es buscar soportes estables para asegurar la experiencia.
Las paredes de la piscina ofrecen el anclaje ideal para posturas donde uno de los dos se apoya y el otro controla el ritmo. La posición “de perrito”, apoyando las manos contra la pared, permite una penetración cómoda y fácil de controlar, minimizando el esfuerzo físico. Si la profundidad lo permite, quien recibe puede abrazar la cintura del otro y aprovechar la flotabilidad para moverse con menos peso.
La llamada “sillita acuática” es otra estrella. Consiste en que uno de los dos se siente sobre alguna superficie estable (banco sumergido, escalón o colchoneta resistente), mientras el otro se coloca encima a horcajadas. El agua ayuda a levantar parte del peso, así que el cansancio físico disminuye y las sensaciones aumentan.
En el mar, una simple colchoneta flotante puede servir como base. Acostados uno sobre el otro, de lado o enfrentados, el movimiento de las olas acompaña de forma natural y se crea un ritmo fluido. La clave está en mantener una mano firme en la colchoneta y controlar los movimientos para no caer.
El sexo oral bajo el agua aporta un toque de aventura y frescura. En la piscina o el jacuzzi, uno se apoya en el borde y el otro, sumergido, se encarga del placer, prestando atención a la respiración. El agua cambia ligeramente la sensibilidad, haciendo que el mínimo roce resulte intenso y diferente.
La estimulación manual también se maximiza en el agua. Las caricias suaves recorren el cuerpo facilitadas por la flotación, mientras el agua actúa como cómplice para despertar nuevas zonas erógenas.
Los juguetes sumergibles añaden diversión y variedad. Existen modelos impermeables para clítoris, zona anal o puntos internos, que pueden usarse sin miedo a daños. Solo hay que verificar que estén diseñados para el agua y limpiarlos bien después.
Un truco para quienes buscan experimentar más: alternar el calor del agua y el frío de una bebida cerca o el contraste de diferentes temperaturas sienta muy bien en áreas sensibles.
La base de una buena experiencia sexual en el agua es no forzar posturas difíciles. El movimiento debe ser suave y adaptado a las posibilidades del entorno. Si una posición molesta, es mejor cambiar sin insistir. Así, el placer y la creatividad se mantienen al centro de la experiencia.
El consentimiento constante y el juego mutuo pueden convertir una sesión en la piscina o el mar en una vivencia única. Atreverse a romper la rutina, siempre con respeto y atención al cuerpo propio y al de la pareja, abre espacio para nuevas sensaciones inolvidables.