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Estilo de vida

¿Tu flujo vaginal es normal? Descubre qué significa cada color

El flujo vaginal cambia como lo hace el clima, a veces casi sin avisar. A lo largo del ciclo puede volverse más líquido, más denso o variar de tono, y eso no siempre significa un problema. El color, por sí solo, rara vez da un diagnóstico. Lo que orienta de verdad es el conjunto, color, olor, textura, cantidad y si hay molestias como picor o dolor. Con esa mirada completa, resulta más fácil distinguir lo esperable de lo que pide revisión.

Qué se considera flujo vaginal normal (y por qué cambia)

El flujo vaginal es una secreción producida por el cuello del útero y la vagina; ayuda a limpiar, a proteger la flora y a mantener la zona lubricada. En un flujo vaginal normal, el olor suele ser suave y la sensación no debería incluir escozor. Con el ciclo, la mezcla de moco cervical y secreciones cambia: cerca de la ovulación suele aumentar y hacerse más resbaladizo; después puede notarse más espeso, y antes de la regla aparece más cremoso o incluso con leves restos de sangre. El estrés, algunos anticonceptivos y cambios hormonales también pueden modificarlo.

Transparente y elástico: el patrón típico cerca de la ovulación

Cerca de la ovulación, muchas mujeres notan un flujo transparente, abundante y elástico, parecido a clara de huevo. Suele ser resbaladizo, sin olor fuerte y sin picazón, y facilita el paso de los espermatozoides.

Blanco lechoso o cremoso: común después de ovular o antes de la regla

El flujo blanco lechoso o cremoso aparece con frecuencia después de ovular o en los días previos a la regla. Puede ser normal si no hay mal olor, ardor, dolor o cambios bruscos. El embarazo temprano, la excitación y las hormonas también pueden hacerlo más visible.

Qué significa cada color del flujo: cuándo es esperable y cuándo preocuparse

Algunos tonos aparecen por oxidación de sangre o porque el flujo se seca en la ropa interior y se ve más oscuro. Aun así, ciertos colores se asocian a infecciones. Si se suman olor fuerte, picazón, ardor o dolor pélvico, la lectura cambia y conviene no esperar.

Amarillo claro: a veces es normal, pero no debería oler mal

Un amarillo claro puede verse al secarse y no ser grave si es escaso y no hay molestias. La alarma aparece si se vuelve amarillo intenso, aumenta de golpe o aparece mal olor. Si además hay ardor al orinar, dolor pélvico o dolor durante el sexo, puede haber infección, y algunas ITS también cambian el color.

Foto Freepik

Verde o amarillo verdoso: suele apuntar a infección y requiere revisión

El flujo verde o amarillo verdoso no suele considerarse normal. Cuando se acompaña de olor fuerte, irritación o picazón, y a veces aspecto espumoso, puede relacionarse con infecciones como tricomoniasis o vaginosis bacteriana. En estos casos, una consulta médica pronta evita complicaciones y tratamientos a ciegas.

Gris: una pista frecuente de vaginosis bacteriana

El flujo gris es una señal típica cuando hay desequilibrio de la flora vaginal. A menudo aparece con olor a pescado más evidente tras el sexo o al final del día, y puede haber leve escozor. Necesita valoración y tratamiento específico para cortar el problema de raíz.

Marrón o rosado: sangre vieja o manchado, pero vigilar si se repite

El flujo marrón suele ser sangre antigua, común al final de la regla o tras un manchado puntual. El flujo rosado puede verse al inicio de la regla, cerca de la ovulación o tras fricción por sexo. En embarazo temprano, también puede coincidir con implantación, sin que eso lo confirme. Si el sangrado aparece fuera del ciclo, se repite, huele mal, duele, o sucede tras la menopausia, requiere revisión.

Señales que importan más que el color y cuándo consultar

El color se interpreta junto con olor, textura y síntomas. Si aparece olor fétido, picazón intensa, ardor al orinar, dolor pélvico, fiebre, flujo espumoso o grumoso, dolor al tener relaciones o sangrado persistente, conviene pedir cita en ginecología o atención primaria. La automedicación con óvulos, antibióticos o duchas vaginales puede enmascarar la causa y empeorar el equilibrio vaginal; lo más útil es confirmar el origen con exploración y, si hace falta, una muestra.

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