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Estilo de vida

¿Tu gato está enfermo? Presta atención a estas señales

Quienes conviven con gatos saben que estos animales son expertos en ocultar molestias. En la naturaleza, mostrar debilidad puede ser peligroso, por eso muchos felinos esconden los síntomas hasta que la enfermedad está avanzada. Observar el más mínimo cambio en su rutina puede ser clave para detectar un problema antes de que pase a mayores.

Conocer las señales que requieren consulta veterinaria no solo puede salvar la vida del gato, también ayuda a que viva más tiempo y con mayor bienestar. No se trata solo de notar los síntomas evidentes, sino de reconocer pequeños detalles en su comportamiento diario.

Principales señales de enfermedad en gatos

Uno de los primeros indicios de que algo no va bien es el cambio en el apetito. Si un gato empieza a comer menos o rechaza sus comidas favoritas, suele haber una razón médica detrás. Las enfermedades renales y el hipertiroidismo, por ejemplo, provocan una disminución del interés por la comida.

El consumo de agua es otro parámetro importante. Beber mucho más o mucho menos de lo habitual señala problemas como diabetes o insuficiencia renal. A veces, el cambio es sutil, pero un bebedero que se vacía con rapidez o una bandeja con más orina de lo normal deben llamar la atención.

La pérdida o aumento de peso repentino no suele ser saludable en los gatos. Si el animal luce más delgado aunque coma normal o, por el contrario, aumenta de peso sin explicación, conviene revisar su estado de salud.

Cambiar la higiene personal también es una señal de alarma. Los gatos sanos pasan mucho tiempo acicalándose. Un pelaje erizado, sucio o pegajoso refleja falta de energía y puede estar relacionado con dolor, fiebre o debilidad.

El estado del pelaje y la piel revela mucho sobre la salud interna. Un manto opaco, zonas sin pelo o costras pueden indicar problemas metabólicos, alergias, infecciones o hasta estrés.

Prestar atención al uso del arenero resulta esencial. Un gato que orina fuera de su lugar, lo hace con dificultad o defeca menos seguido podría tener infecciones urinarias, cálculos o trastornos digestivos.

No hay que ignorar signos como letargo, aislamiento, vocalizaciones inusuales o dificultad para moverse. Dormir en exceso, esconderse o quejarse al ser tocado son formas del gato de manifestar dolor o malestar. También puede evitar saltar a sus sitios favoritos o cojear al caminar. Todos estos son motivos de preocupación y suelen requerir una revisión veterinaria.

Foto Freepik

Comportamientos y síntomas de alerta que no deben ignorarse

Los cambios en la postura, como caminar encorvado o sentarse de forma extraña, pueden indicar dolor en el abdomen o en las articulaciones. La agresividad repentina o una reacción negativa a las caricias son formas de protegerse si siente molestias internas o externas.

Los estornudos frecuentes y la tos suelen estar asociados a infecciones respiratorias, que pueden agravarse y afectar otros órganos. La presencia de vómitos constantes o diarrea recurrente nunca debe considerarse normal. Ambas situaciones provocan deshidratación y pueden ser consecuencia de intoxicaciones, parásitos, problemas digestivos o renales.

La secreción ocular o nasal suele indicar infecciones virales o bacterianas, muy comunes en felinos, sobre todo si conviven con otros animales. Cuando la respiración suena forzada, rápida o hay ruidos extraños al inspirar o exhalar, el riesgo aumenta y se recomienda actuar con rapidez.

La fiebre, aunque difícil de identificar sin termómetro, puede sospecharse si el gato está caliente al tacto, no quiere moverse y parece apático. Ante la sospecha, el veterinario confirmará el diagnóstico y ofrecerá el tratamiento necesario.

Hay señales que, aunque parezcan leves, tienen mucha relevancia. El lamido excesivo de una zona del cuerpo puede indicar picazón, dolor o heridas internas. El rechinar de dientes refleja malestar, dolor bucal o complicaciones digestivas. Si el gato se esconde en lugares oscuros y permanece aislado, incluso de sus dueños, suele ser porque no se siente bien y busca evitar molestias.

Cada uno de estos síntomas puede estar vinculado con enfermedades frecuentes en los gatos. Infecciones respiratorias, cuadros de insuficiencia renal, problemas en el tracto urinario, enfermedades digestivas, estrés o incluso tumores suelen producir conductas o señales físicas como las ya descritas. Detectar estos síntomas a tiempo y buscar ayuda profesional es clave para el pronóstico y la calidad de vida del animal.

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