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Sexo y relaciones

Ya no me atrae sexualmente mi marido: ¿qué puedo hacer?

Sentir que la atracción sexual hacia el marido ya no es la misma puede dejar una sensación extraña y generar dudas sobre el propio matrimonio. Es un tema mucho más común de lo que parece y está cargado de emociones intensas: confusión, culpa, tristeza o incluso enojo. Reconocer este cambio no pone en juego el valor de la persona ni el de la relación, ya que la mayoría de las parejas experimentan altibajos en el deseo sexual.

Entendiendo por qué desaparece la atracción sexual hacia el marido

La atracción sexual es una mezcla de muchos factores: el cuerpo, la mente y el vínculo. En el matrimonio, todos estos elementos sufren cambios naturales, especialmente con el paso del tiempo, la llegada de responsabilidades o la rutina diaria. No se trata solo de “dejar de querer”, sino de cómo influyen las situaciones externas e internas en el deseo.

El deseo femenino especialmente suele variar a lo largo de los años del matrimonio. Está demostrado que muchas mujeres ven disminuida su libido después de varios años, mientras que el deseo del varón suele mantenerse más estable. La buena noticia es que esto tiene solución, no representa un final, sino una señal para actuar y buscar nuevas formas de conexión.

Factores físicos y hormonales que afectan el deseo sexual

Los cambios hormonales tienen un gran impacto en la atracción sexual. Durante el embarazo, la lactancia, la perimenopausia o la menopausia, las hormonas fluctúan y pueden disminuir el deseo. Además, ciertos medicamentos o enfermedades crónicas provocan baja energía o alteran la respuesta sexual. Mantener la salud física es clave: el cuerpo necesita buen descanso, alimentación equilibrada y chequeos médicos para funcionar bien, también en el terreno sexual.

El cuerpo cambia con los años y, en ocasiones, la imagen corporal o el sentirse diferente también juega un papel al bloquear el deseo. En estos casos, priorizar el bienestar propio ayuda a cuidar el deseo y la autoestima.

Impacto del estrés, la rutina y el desgaste emocional

La vida diaria se llena de obligaciones, trabajos, crianza y logística del hogar. El estrés y el cansancio se acumulan y muchas veces dejan a la pareja en último lugar. Si el cansancio es constante, el deseo sexual se apaga, como si la chispa se quedara sin oxígeno. Darse cuenta de esto es esencial para romper el círculo y volver a poner en primer plano el autocuidado y la gestión emocional. Cultivar pequeñas pausas y momentos propios puede mejorar el ánimo y reactivar el deseo.

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Conflictos de pareja y desconexión emocional

El deseo sexual depende mucho del ambiente emocional. Cuando hay resentimientos, peleas sin resolver o silencios prolongados, la intimidad se enfría. La falta de confianza y la acumulación de pequeñas heridas crean una barrera invisible pero potente para el encuentro erótico. En realidad, la relación entre la confianza y la cercanía sexual es directa: cuando la pareja se siente segura y valorada, es más fácil que el deseo reaparezca.

Estrategias efectivas para reconectar con el deseo sexual

Recuperar la atracción sexual no es tarea de un solo día ni de una sola persona. Implica una actitud activa de ambos, una pizca de creatividad y ganas de rescatar el lado divertido y emocionante del vínculo.

Mejorar la comunicación íntima y hablar de deseos y necesidades

Hablar sobre lo que se siente en el terreno sexual puede dar miedo o vergüenza, especialmente si nunca se ha hecho antes. Pero la comunicación íntima es el puente para volver a encontrarse. Expresar las fantasías, preocupaciones o expectativas en un ambiente seguro y sin juicios facilita que ambos se entiendan mejor. Practicar la escucha activa y el respeto mutuo ayuda a perder el miedo y romper los tabúes. Hablar claro nunca es sinónimo de criticar, sino de construir juntos.

Experimentar con novedades y juegos sensuales

El deseo sexual necesita estímulos nuevos para sobrevivir a la rutina. Introducir pequeñas novedades o juegos puede ayudar a cambiar la dinámica. Caricias diferentes, masajes, besos prolongados sin expectativas, lectura erótica en pareja o incluso el uso de juguetes pueden encender esa chispa que parecía perdida. La idea no es forzar, sino permitirse descubrir de nuevo el propio cuerpo y el del otro desde la curiosidad y sin presión.

Reforzar la conexión emocional fuera del dormitorio

El amor y la sexualidad no existen solo en el dormitorio. Las parejas que se conectan en el día a día con gestos de cariño, miradas cómplices y tiempo de calidad juntas suelen mantener el deseo vivo más tiempo. Un paseo, cocinar juntos, abrazos largos o gratitud genuina por pequeños detalles refuerzan el vínculo y crean un terreno fértil para que el deseo vuelva a surgir de manera espontánea. La conexión emocional crea la base para la reconexión sexual.

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Buscar ayuda profesional en terapia sexual o de pareja

Cuando el bloqueo se vuelve crónico o la distancia parece insalvable, la terapia sexual o de pareja ofrece herramientas para avanzar. Un profesional puede ayudar a identificar los problemas de fondo, mediar en el diálogo y proponer ejercicios adaptados a cada pareja. La terapia no es señal de debilidad, sino de que se valora lo que se ha construido y se apuesta por crecer juntos. A veces, basta con pocas sesiones para ver grandes cambios.

La pérdida de atracción sexual en el matrimonio es una situación habitual y tiene solución. Nada de esto implica el fracaso personal ni el final de la historia. Volver a priorizar el bienestar emocional, cuidar el propio cuerpo y practicar el diálogo auténtico permite vivir la sexualidad en pareja de manera plena y consciente. El cambio empieza con un solo paso: atreverse a hablar, cuidar y crear juntos una marca propia de intimidad.

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