Los beneficios de la actividad física en la salud del cerebro
El ejercicio y la actividad física frecuente es un truco fundamental para ayudar a combatir la atrofia cerebral.

“Una mente sana en un cuerpo sano”, esta cita es usada con mucha frecuencia para destacar los beneficios de la actividad física sobre la capacidad mental. Más allá de lo que percibe a simple vista, esta frase indica que se debe hacer lo posible para tener una mente sana en un cuerpo sano. Pues bien, nada más alejado de la realidad, muchas pruebas científicas confirman los beneficios de la actividad física sobre la salud cerebral, especialmente para mantener a raya los efectos del envejecimiento.
El cerebro se adelgaza con la edad
A medida que el paso de los años se va notando en nuestro cuerpo, los tejidos y órganos que componen nuestro sistema presentan una gran variedad de cambios. De hecho, la capacidad de las células para multiplicarse, repararse y seguir siendo funcionales disminuye, también es más difícil construir musculatura por medio del entrenamiento y mantener la musculatura ya desarrollada. Este es un fenómeno que también se produce en el cerebro, manifestándose por medio de la neurodegeneración o pérdida de neuronas.
En patologías como la enfermedad de Alzheimer o el envejecimiento normal, se producen varios cambios a tener en cuenta:
- Se adelgaza la zona cortical (zonas superficiales).
- Pérdida de materia gris y de materia blanca.
- Aumento del volumen de los ventrículos (conjunto de cavidades dentro del cerebro por donde circula el líquido cefalorraquídeo).
- Disminución del número de neuronas en diferentes áreas, especialmente en el hipocampo (importante para la memoria, la orientación espacial, etc.).
Un estudio en el que participaron cientos de voluntarios a lo largo de varios años, demostró que la reducción de la capacidad metabólica que se relaciona con el envejecimiento está relacionada con un aumento del volumen del ventrículo cerebral, el espacio “hueco” del cerebro. Esto conduce a una mayor neurodegeneración y atrofia de nuestro órgano racional.
Más ejercicio, más memoria
Es bastante difícil medir el efecto y las consecuencias de cualquier tipo de intervención en el cerebro, debido a este no es como la sangre o los músculos, partes de nuestro cuerpo que muestran rápidamente una respuesta que puede medirse fácilmente de forma directa o a partir de componentes sanguíneos.
Sin embargo, una buena noticia es que, con los avances tecnológicos de la última época, los métodos de imagen son cada vez más fiables y pueden detectar cambios estructurales en determinadas zonas del cerebro con mayor facilidad.
Por ejemplo, se ha demostrado que el ejercicio mejora la capacidad cognitiva y aumenta el tamaño de ciertas áreas cerebrales, especialmente las que son necesarias para el funcionamiento de la memoria. De hecho, en el año 2011, un artículo publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences indicaba que el ejercicio aumentaba el volumen y la actividad del hipocampo. Por otra parte, estudios adicionales llegaron a la conclusión de que en las personas mayores el ejercicio y la actividad física previene la pérdida de volumen en esta zona del cerebro.
La interconexión de nuestro organismo
Tendemos a pensar en nuestro cuerpo como un sistema que tiene problemas individuales: si tenemos problemas en un órgano como el hígado, solo nos centramos en él y no revisamos los demás aspectos interconectados, lo cual es un error, ya que nuestro cuerpo no funciona así. Por lo tanto, un problema renal puede terminar en una enfermedad cardiaca y un problema hepático puede terminar desencadenando una isquemia cerebral. Esto es más común durante el proceso de envejecimiento, ya que la importancia de mantener un equilibrio se vuelve más relevante y mucho más sencillo de perder.
En realidad, cuando hacemos ejercicio, nuestro cuerpo está siendo sometido a un estrés moderado, ya que obligamos a nuestras células a aumentar su gasto energético necesario para la movilización de nutrientes directamente a los músculos para que puedan funcionar correctamente. Todos los cambios fisiológicos necesarios para mantenerse saludable reciben el nombre de “hormesis”. Durante este proceso, los músculos liberan sustancias que informan al resto de los órganos de que se está requiriendo mayor cantidad de energía para funcionar, lo que aumenta los niveles de estrés.
Como conclusión, podemos decir que las pruebas científicas, tanto directas como indirectas, demuestran claramente que la actividad física en el envejecimiento es crucial para prevenir la degeneración cerebral. Por lo tanto, el mejor consejo es evitar el sedentarismo si lo que buscamos es añadir vida a los años, no solo años a la vida.