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Sexo y relaciones

¿Cuál es la mejor posición para hacer el amor? Relatos, ciencia y placer para dos

La respuesta corta a esta pregunta siempre será la misma: no existe una única posición perfecta para todos. Lo que realmente busca cada pareja es alcanzar bienestar sexual, y esto se logra mucho más fácilmente cuando hay comunicación, comodidad y ganas de experimentar juntos. Para unos, la clave está en probar posturas nuevas; para otros, en darle un giro diferente a los clásicos. Lo importante es escuchar el cuerpo propio y el de la otra persona, y no dejarse llevar por ideas rígidas sobre lo que debería suceder en la cama.

Factores que influyen en elegir la mejor posición sexual

La elección de la postura durante el sexo no es aleatoria ni universal. Cada pareja, cada cuerpo y cada momento pueden requerir algo distinto, porque el placer es tan diverso como quienes lo buscan.

Anatomía y sensaciones corporales

Las diferencias en sensibilidad, en la forma del cuerpo o en los deseos condicionan qué posiciones resultan más placenteras. Por ejemplo, algunas posturas permiten una estimulación más intensa del punto G o del clítoris al ajustar el ángulo y la profundidad de la penetración. Los estudios señalan que cuando el cuerpo se acomoda de formas distintas, cambia el modo en que las terminaciones nerviosas reciben el contacto, haciendo que ciertas posiciones sean mucho más satisfactorias para algunas personas.

Ajustar la inclinación de la pelvis, elevar las caderas con una almohada o variar la apertura de las piernas puede transformar cualquier postura clásica en una experiencia única, adaptada a la sensibilidad de cada quien. La clave está en descubrir, no en forzar.

Control, ritmo y placer compartido

Permitir que una persona lleve el control del ritmo y la profundidad, sobre todo en posturas donde uno está encima, puede incrementar enormemente la satisfacción. Muchos sexólogos coinciden: dar el control a quien es penetrado favorece el ajuste fino del contacto, lo que suele aumentar la probabilidad de orgasmo femenino. Tener el poder de decidir cuándo acelerar, pausar o cambiar el ángulo ayuda a experimentar el placer de una forma personal, en sintonía con la otra persona, sin presiones externas.

Comodidad física y salud

La cama, un sofá cómodo, alfombras, o incluso el uso de almohadas para mejorar el soporte, todo suma para que el deseo no se convierta en incomodidad. El lubricante también juega un rol protagonista: reduce la fricción, protege las mucosas y aumenta la percepción de placer. Personas con movilidad limitada, lesiones o algunas condiciones de salud pueden requerir posturas que minimicen el esfuerzo físico o permitan más tiempo de contacto sin tensiones innecesarias. Aquí, ajustar la postura o buscar variantes más suaves siempre será una muestra de amor propio y respeto mutuo.

Posiciones sexuales recomendadas por especialistas

Nadie tiene la última palabra sobre cuál es la mejor posición sexual, pero hay tendencias claras en las recomendaciones. Las posturas que permiten ajustar ángulos, mantener el contacto visual y sentir el cuerpo del otro suelen estar entre las más elegidas, no solo por comodidad, también porque facilitan la conexión emocional y el placer compartido.

Vaquera y amazona: el placer de controlar

Las posturas en las que la mujer está encima (vaquera, amazona, vaquera invertida) sobresalen entre las preferidas de sexólogos y usuarios. Ofrecen control total sobre el ritmo, la profundidad y el ángulo, lo cual favorece tanto la estimulación interna como la del clítoris, según cada movimiento.

Este nivel de autonomía facilita la comunicación espontánea, permite dar señales con el cuerpo y, además, da pie a miradas, caricias y besos que refuerzan la intimidad. El poder de decidir cuándo acelerar o desacelerar convierte a estas posiciones en aliadas de los orgasmos femeninos. Para quienes desean fortalecer la confianza y la seguridad, la postura de la amazona es una invitación a liderar el placer compartido.

Foto Freepik

Cucharita y variantes para comodidad e intimidad

La famosa postura de la cucharita (ambos de lado, acurrucados) es elegida por quienes buscan comodidad, contacto corporal y placer sostenido. Sus ventajas son muchas: permite abrazos constantes, reduce el esfuerzo físico, facilita el juego de manos y, además, resulta ideal después de un día intenso o si existe alguna diferencia de altura.

Es también la preferida de algunas parejas para un sexo más lento, suave o en contextos donde se prefiere la discreción y la tranquilidad. Variar la posición de las piernas, utilizar una almohada entre los muslos o ajustar las caderas puede darle un giro inesperado y aumentan la sensación de unión emocional.

Clásicos reimaginados: misionero y técnica de alineación coital

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El misionero nunca pasa de moda, pero las variantes lo mantienen fresco. Con una almíada bajo las caderas o cambiando la presión del pubis hacia arriba, aumenta la estimulación y permite un contacto visual potente. La técnica de alineación coital (TAC) es una modificación del misionero, donde ambos cuerpos se alinean de manera que el clítoris recibe más contacto durante el movimiento, potenciando el orgasmo femenino.

Estos pequeños ajustes demuestran que los grandes clásicos pueden adaptarse a los deseos de la pareja en cada momento, sin perder la esencia de proximidad emocional, besos y caricias.

Consejos para experimentar y mejorar la experiencia sexual

No todo está escrito; el secreto está en explorar y ajustar. La capacidad de innovar depende de la confianza y la honestidad con que cada quien comunique lo que siente y desea en la cama.

Comunicación y expresividad corporal

Hablar abiertamente antes, durante y después del sexo permite conocer necesidades y límites. Decir lo que gusta, pedir pausas o cambios y usar gestos sencillos ayuda a que la otra persona entienda señales sin temores ni vergüenza. Miradas, tonos de voz, respiración y movimientos son aliados perfectos para construir una experiencia segura y placentera.

Cuando el lenguaje verbal falla, el lenguaje no verbal cobra protagonismo. Basta un suspiro, una sonrisa o un suave empuje para comunicar deseo o incomodidad. Aprender estos códigos facilita la adaptación de cada encuentro, haciendo que ambos disfruten más.

El papel de la lubricación y los accesorios

El lubricante elimina roces molestos y protege las zonas sensibles, haciendo que cada postura resulte más cómoda. Hay opciones naturales, de base acuosa o de silicona, y elegir la correcta mejora la percepción de placer.

Los accesorios (como almohadas específicas, anillos vibradores o estimuladores de clítoris compatibles con el sexo en pareja) multiplican las sensaciones y pueden ser los aliados ideales para quienes exploran nuevas posiciones. Todo suma cuando se hace con acuerdo y sin prejuicios.

Al final, la mejor posición para hacer el amor no es la más excéntrica ni la más acrobática, sino aquella donde ambos se sienten libres de ser ellos mismos, abrirse y disfrutar. Con comunicación, pequeños cambios y ganas de sorprender, cada momento íntimo puede ser único e irrepetible. Lo importante es no dejar nunca de buscar, juntos, lo que mejor funcione para ambos.

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