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Sexo y relaciones

¡Momento incómodo! 5 excusas para cuando tu hijo te sorprende en la cama

Hay escenas familiares que nadie quiere vivir, pero que pasan más a menudo de lo que se reconoce. El típico momento en que un hijo entra en la habitación, de noche, se mueve por la casa con total libertad y, de pronto, sorprende a sus padres en la cama en plena intimidad. Para los adultos puede ser una mezcla de vergüenza y susto, mientras que el pequeño solo percibe algo raro y desconcertante.

Antes de la excusa: cómo reaccionar si el niño entra en la habitación

Antes de pensar en qué decir, importa cómo se reacciona. Los especialistas en infancia coinciden en que lo primero es mantener la calma, no levantarse a gritos ni regañar al niño, para que no sienta que ha hecho algo malo por entrar en la habitación de sus padres. Para un pequeño, ver cuerpos en movimiento, respiración agitada o ruidos extraños puede parecer casi una pelea, algo muy intenso, incluso un poco violento, así que necesita recibir un mensaje de seguridad.

Ayuda hablar poco y con un tono suave, pedir disculpas por no haberle visto entrar y acompañarle a su cama con muchos abrazos y besos. Ese gesto reduce el sentimiento de exclusión que muchos niños viven en estas escenas, la sensación de que los adultos comparten algo que ellos no entienden ni pueden compartir. Unas palabras sencillas, como que todo está bien y que mamá y papá están tranquilos, suelen ser suficientes.

5 excusas rápidas para salir del paso sin traumar a tu hijo

Las excusas son una especie de salvavidas de emergencia para rebajar la tensión del momento. Funcionan mejor con niños pequeños, que viven el mundo a través del juego, las risas y la imaginación. Lo importante es que suenen creíbles para su edad y que no entren en detalles que el niño no necesita. A partir de las ideas clásicas, como las cosquillas, los juegos de lucha de mentira o las pesadillas, se pueden sumar recursos más actuales, como el yoga, el baile o los masajes, siempre con un tono ligero.

Excusas basadas en el juego y las cosquillas

El juego es el idioma natural de la infancia, por eso suele ser la explicación más fácil. Muchos padres optan por decir que estaban jugando a las cosquillas, que por eso se movían tanto y se escuchaban risas y sonidos raros. Si el niño se fija en que había poca ropa, se puede añadir que las cosquillas hacen más efecto sobre la piel y que por eso estaban casi desnudos.

Otra opción es presentar la escena como un juego en la cama, como si dieran volteretas o practicaran una pelea de broma, al estilo de luchadores o superhéroes. Algunos padres añaden una pizca de fantasía y hablan de un nuevo “abrazo de superhéroe”, una postura divertida parecida a una figura de yoga, o de un “juego secreto de la almohada” que hace reír a los mayores. Eso sí, conviene recordar luego que, si se ha usado la cama como escenario de juego, habrá que ser coherente con lo que se permite al niño en esa misma cama para que no sienta normas contradictorias.

Foto Freepik

Excusas basadas en el sueño y las pesadillas

Otra vía habitual es apoyarse en el terreno del sueño, algo que los niños conocen bien. Se les puede explicar que mamá ha tenido una pesadilla o un sueño muy agitado y que papá la estaba abrazando fuerte para que se calmara, como cuando el niño se despierta asustado. También se puede decir que los adultos usan abrazos y palabras cariñosas para dormir mejor, casi como si fueran una infusión relajante en forma de mimos.

Excusas de “actividad de adultos”: yoga, masajes o baile

Cuando el niño ya no es tan pequeño, puede funcionar mejor una excusa más cercana a una actividad de adultos. Algunos padres hablan de que estaban probando una postura de yoga difícil y se han caído en la cama riéndose, o de que se estaban dando un masaje relajante porque les dolía la espalda. Otros prefieren decir que estaban ensayando un baile muy pegado, como un tango, y que por eso estaban tan juntos. La idea es presentar la escena como algo propio del mundo adulto, una mezcla de relajación y diversión, sin entrar en explicaciones sexuales ni generar más curiosidad de la necesaria.

Cuándo usar la honestidad y cómo adaptar el mensaje a la edad

Con niños muy pequeños, las excusas suelen ser suficientes y evitan confusiones. A medida que crecen, sin embargo, los padres pueden ir introduciendo más honestidad. Muchos expertos sugieren hablar de mimos de adultos y explicar que mamá y papá se quieren mucho, que a veces se abrazan de una forma especial que es solo para mayores y que hay momentos privados. Se trata de normalizar la intimidad de la pareja, sin convertir la escena en un drama ni en un tabú imposible de nombrar.

Algunos profesionales usan la expresión “escena primaria” para referirse a este tipo de situaciones, porque pueden impresionar al niño si nadie las pone en contexto. Por eso, se recomienda un mensaje breve, claro y calmado, adaptado a la edad, y cerrar el tema con gestos de cariño. Cuando el hijo ve a sus padres serenos, unidos y coherentes con lo que cuentan, lo vivido pierde peso y se transforma en un recuerdo confuso más de la infancia, sin carga traumática y sin necesidad de volver sobre ello una y otra vez.

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