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Sexo y relaciones

Así funciona el preservativo que “avisa” cuando algo no está bien

En los últimos años ha aparecido un nuevo protagonista en las conversaciones sobre sexo seguro: el preservativo que cambia de color cuando algo no va bien. Se trata de un avance reciente dentro de la salud sexual que busca añadir una señal rápida ante posibles infecciones de transmisión sexual, como apoyo al preservativo clásico y a las pruebas médicas, no como sustituto.

Qué es el preservativo que avisa y por qué está dando que hablar

Cuando se habla de preservativo que “avisa”, se hace referencia a un condón inteligente capaz de reaccionar ante ciertos microorganismos presentes en los fluidos durante la relación sexual. En varios prototipos desarrollados por equipos, sobre todo británicos, el material del condón cambia de color si detecta bacterias relacionadas con clamidia, gonorrea o sífilis.

Este tipo de idea surge en un contexto en el que las ITS aumentan en Europa, y muchos contagios pasan desapercibidos porque no siempre aparecen síntomas claros al principio. El objetivo es sumar una herramienta que haga más visible el riesgo y anime a las personas a revisar su salud sexual con más frecuencia.

Conviene diferenciar estos preservativos orientados a detectar ITS de otros dispositivos que se venden como “inteligentes” pero solo registran datos de rendimiento sexual, ritmo o duración. En este caso, el foco no está en el rendimiento, sino en ofrecer una posible señal de alerta sanitaria.

Así funciona el preservativo que cambia de color cuando algo no está bien

Tecnología detrás del cambio de color

El funcionamiento general se basa en integrar en el preservativo unas moléculas sensibles a ciertos patógenos, ya sea en el propio látex o poliuretano, o en el lubricante. Pueden ser anticuerpos, aptámeros u otros sensores químicos que reconocen estructuras típicas de bacterias o virus de ITS frecuentes.

Cuando esas moléculas entran en contacto con los microorganismos, se desencadena una pequeña reacción química que modifica la forma en que el material refleja la luz. El resultado es un cambio de color visible a simple vista en cuestión de segundos o minutos. La forma y la textura del condón permanecen igual, lo que cambia es solo el color.

Qué problemas puede detectar este condón inteligente

Los prototipos que se han presentado en medios y congresos se orientan sobre todo a clamidia, gonorrea y sífilis, tres de las ITS más habituales en consultas de infecciones genitales. En algunos proyectos también se menciona la posibilidad de reaccionar frente a VIH u otros virus, aunque la detección de virus resulta más compleja que la de bacterias.

Es importante recordar que el preservativo no reconoce todas las infecciones posibles, solo las que se hayan programado en esas moléculas. La señal de color debe entenderse como un aviso de posible riesgo, nunca como un diagnóstico definitivo ni como una confirmación médica de enfermedad.

Qué pasaría durante la relación sexual si detecta una infección

En el uso cotidiano, la experiencia sería muy similar a la de un preservativo normal. La persona lo coloca antes de la relación sexual, mantiene el contacto como siempre y, si en los fluidos hay microorganismos de las ITS para las que el condón está preparado, el color cambiaría durante el acto o poco después.

Ese cambio visible puede llevar a la pareja a detener la relación, hablar de forma honesta y acudir a un centro de salud para solicitar pruebas. La idea es que el color sirva como empujón para buscar un diagnóstico profesional y, si hace falta, iniciar tratamiento y cortar la cadena de contagios.

Foto Freepik

Ventajas y límites de este preservativo que avisa

Qué beneficios aporta para la salud sexual

La mayor ventaja está en la detección temprana. Muchas ITS pasan meses silenciosas y solo se descubren cuando ya han causado complicaciones. Una señal visual inmediata puede reducir el tiempo entre el contagio y la consulta médica, y con ello disminuir el riesgo de secuelas y de nuevos contagios.

Además, un preservativo que “habla” por medio del color puede favorecer una comunicación más abierta sobre estado serológico, revisiones recientes y prácticas de cuidado. También puede animar a incorporar en la rutina las pruebas periódicas en centros de salud, algo que sigue siendo clave para una vida sexual responsable.

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Riesgos, falsas seguridades y dudas que todavía genera

A día de hoy, estos condones siguen en fase de prototipo y no figuran como productos validados por grandes agencias reguladoras. Falta saber con datos sólidos cuál es su sensibilidad real, cuántos falsos positivos pueden dar o cuántas infecciones se escaparían sin cambiar de color.

Existe además el riesgo de que algunas personas interpreten el color normal como una especie de “permiso” para dejar de hacerse pruebas o para no usar otros métodos de protección. El preservativo inteligente no sustituye al uso correcto del condón clásico, ni a las pruebas diagnósticas ni al seguimiento médico. También están sobre la mesa las dudas sobre su coste, el acceso en países con menos recursos y su aceptación social.

El futuro del sexo seguro con preservativos inteligentes

Los grupos de investigación siguen trabajando para lograr sensores cada vez más pequeños y precisos, capaces de distinguir mejor entre diferentes patógenos en un ambiente tan complejo como los fluidos genitales. Hay proyectos que exploran combinar estos sensores con análisis de datos avanzados, con la intención de mejorar la interpretación de las reacciones.

Mientras estos desarrollos maduran y, en su caso, llegan al mercado con garantías, la base del sexo seguro continúa siendo la misma: uso de preservativos de calidad en todas las relaciones de riesgo, revisiones médicas regulares, test de ITS cuando haya duda y una conversación clara y respetuosa con la pareja.

En este contexto, el preservativo que avisa se perfila como una herramienta prometedora para reforzar la prevención de ITS, siempre entendida como un complemento que suma información y no como un sustituto de las medidas clásicas que ya han demostrado proteger la salud sexual de la población.

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