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Salud

El cáncer de piel se manifiesta de manera diferente en hombres y mujeres: aquí te explicamos por qué necesitas saberlo

El cáncer de piel es el tipo de cáncer más común a nivel mundial, y aunque afecta tanto a hombres como a mujeres, no lo hace de la misma forma. Comprender cómo se manifiesta según el sexo tiene un impacto directo en la prevención, el diagnóstico temprano y el éxito del tratamiento. Datos actuales muestran que las tasas de melanoma y otros tipos de cáncer de piel aumentan cada año, pero los patrones de aparición y mortalidad difieren entre hombres y mujeres. Además, los hábitos y comportamientos relacionados con la protección solar tienden a variar mucho entre ambos, influyendo en el riesgo y la oportunidad de detectar a tiempo los tumores cutáneos.

¿Cómo se manifiesta el cáncer de piel de manera diferente en hombres y mujeres?

Las diferencias entre hombres y mujeres van mucho más allá del aspecto físico; el cáncer de piel también muestra particularidades clínicas y epidemiológicas según el sexo. El tipo de cáncer más común, su localización anatómica, la edad de aparición y la supervivencia pueden cambiar dependiendo de si se trata de un hombre o una mujer. Esto responde tanto a factores biológicos como a comportamientos culturales y de exposición al sol.

Distribución anatómica y tipos de cáncer más comunes según el sexo

El carcinoma basocelular y el carcinoma epidermoide son los cánceres de piel más frecuentes. En los hombres, el cáncer de piel suele aparecer más en el tronco (especialmente en el pecho y la espalda) y la cara. En las mujeres, sin embargo, los casos se detectan con más regularidad en las piernas y en zonas menos expuestas al sol. Por su parte, el melanoma el tipo más peligroso y agresivo afecta más a los hombres en la espalda y el tronco, mientras que en las mujeres es mucho más común en extremidades inferiores.

Estas diferencias no son casualidad. La piel de hombres y mujeres responde de manera distinta a la radiación ultravioleta y el daño acumulativo del sol. Además, el recuento y la distribución de los lunares o nevos, que pueden derivar en melanoma, tienden a variar y condicionan el riesgo en cada grupo.

Factores biológicos y hormonales que influyen en la manifestación

Las hormonas y la genética también tienen su papel. Los estrógenos, presentes en niveles más altos en mujeres jóvenes, parecen ofrecer cierta protección ante el daño solar y los procesos de envejecimiento cutáneo. En cambio, la testosterona y la menor cantidad de colágeno en la piel masculina llevan a que la regeneración cutánea sea distinta, lo que podría aumentar el riesgo o la agresividad de algunos cánceres de piel con la edad.

El sistema inmunológico también muestra diferencias: las mujeres, por lo general, tienen una respuesta más fuerte ante infecciones y tumores, lo que podría contribuir a un mejor pronóstico y menores tasas de mortalidad en ciertos tipos de cáncer de piel. Sin embargo, los factores genéticos, incluyendo variantes concretas de genes relacionados con los pigmentos de la piel, pueden hacer que algunos hombres estén en mayor riesgo de desarrollar tumores más agresivos o de diagnóstico tardío.

Factores de riesgo y comportamientos de protección solar en hombres y mujeres

La forma en que hombres y mujeres se exponen al sol y cómo adoptan medidas de protección también influye en la incidencia y mortalidad del cáncer de piel. Diversas investigaciones registran que los hombres suelen pasar más tiempo al aire libre sin protección adecuada, mientras que las mujeres demostraron mayor uso de protector solar, pero prácticas de bronceado artificial más frecuentes en la juventud.

Foto Freepik

Exposición solar, prácticas de bronceado y acumulación de daño UV

Los hombres tienen mayor tendencia a exponerse al sol durante actividades laborales o recreativas sin el uso consistente de bloqueador solar o ropa de protección. Esto lleva a una acumulación de daño por radiación UV, principalmente en zonas como el cuello, la cara y el tronco. En contraste, las mujeres suelen cuidar más la protección solar diaria, aunque la moda del bronceado en interiores ha dejado huella: el uso de camas solares en la adolescencia y juventud es mucho más alto en mujeres, lo que eleva el riesgo de melanoma, especialmente en piernas y zonas habitualmente cubiertas.

La edad de la primera quemadura solar también cambia el riesgo. Una quemadura intensa en la infancia o juventud puede aumentar de forma significativa la probabilidad de desarrollar cáncer de piel en la adultez. Como los comportamientos en la exposición y protección se consolidan temprano, influir en estos hábitos puede reducir miles de casos cada año.

Conciencia y prevención: autoexaminación y diagnóstico temprano

Aquí es donde la brecha entre hombres y mujeres se hace más evidente. Las mujeres suelen prestar más atención a los cambios en su piel, practicar autoexamen rutinario y consultar al dermatólogo ante cualquier anormalidad. Esto se traduce en un diagnóstico más temprano, lo que mejora el pronóstico y reduce la mortalidad.

Por el contrario, los hombres tienden a subestimar la importancia de los cambios en la piel o demoran la búsqueda de ayuda médica. Este retraso conduce a un diagnóstico en etapas avanzadas, con lesiones más grandes y un mayor riesgo de complicaciones.

La costumbre de vigilar lunares y lesiones nuevas no es solo un acto de prevención, sino una herramienta eficaz para salvar vidas. La educación sobre cómo identificar señales de alarma, como la aparición de manchas asimétricas, cambios en el color, bordes irregulares o crecimiento rápido de lesiones, debe dirigirse de forma diferenciada a hombres y mujeres para aumentar el impacto.

La importancia de conocer las diferencias y actuar

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Distinguir cómo el cáncer de piel se presenta y evoluciona en hombres y mujeres es clave para mejorar las estrategias de prevención y detección. La autoevaluación regular, el uso consistente de protector solar y la consulta temprana ante cualquier cambio son pasos sencillos que pueden proteger a cualquier persona. Elegir hábitos saludables y adaptados según el sexo y el tipo de piel es una decisión informada, y la información puede ser la diferencia entre un diagnóstico a tiempo y complicaciones mayores. Adoptar hábitos de cuidado diario, compartir información en casa y en el entorno laboral y atender los signos de alerta mantiene la salud cutánea y reduce el riesgo en todos los grupos.

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