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Salud

Este es el error que mucho cometen al tomar suplementos de vitamina D

La vitamina D cumple un papel esencial en el bienestar de huesos, músculos y defensas del cuerpo. Durante los últimos años, mucha gente recurre a suplementos de vitamina D buscando fortalecer su sistema inmune, mejorar el ánimo o prevenir enfermedades. Sin embargo, el acceso sencillo a estos productos puede llevar a errores frecuentes en la forma en que se consumen.

El error más común al tomar suplementos de vitamina D

El fallo principal en el consumo de vitamina D es la automedicación y el uso excesivo sin supervisión médica. Muchos piensan que tomar más cantidad se traduce en más beneficios, pero esto no es cierto para la vitamina D. El cuerpo solo necesita una cantidad específica, por lo que el exceso termina siendo perjudicial. A diferencia de otras vitaminas, la vitamina D se almacena en la grasa corporal y permanece en el cuerpo por largo tiempo. Si la toma supera lo necesario, los niveles se acumulan lenta pero progresivamente, lo que puede provocar diversos problemas de salud.

La tendencia al ‘más es mejor’ está reforzada por la publicidad y la desinformación. Según los expertos, estos excesos pueden romper el delicado equilibrio que la vitamina D mantiene en el organismo, especialmente en la regulación del calcio.

¿Qué provoca el exceso de vitamina D en el organismo?

Cuando se consume demasiada vitamina D a través de suplementos, pueden aparecer síntomas claros de intoxicación. Uno de los más peligrosos es la hipercalcemia; esto significa que el calcio sube demasiado en la sangre. La hipercalcemia puede dar lugar a vómitos, dolor abdominal, mucha sed, debilidad, estreñimiento y, en algunos casos, confusión o arritmias. Además, este cuadro puede derivar en daño renal, algo que ocurre cuando el exceso de calcio forma cálculos o afecta la función de los riñones.

El malestar gastrointestinal, como náuseas y pérdida de apetito, suele ser uno de los primeros signos. Si el exceso se mantiene, pueden aparecer problemas más graves como insuficiencia renal o alteraciones en el ritmo cardíaco. Estos efectos pueden durar mucho, ya que la vitamina D se libera lentamente desde la grasa corporal.

¿Por qué ocurre este error con tanta frecuencia?

El error de consumir demasiada vitamina D es común por varias razones. El acceso libre a suplementos, la falta de orientación profesional y la publicidad engañosa crean un ambiente donde la automedicación es la norma. Muchas personas compran frascos de alta potencia sin saber si realmente lo necesitan o cuál es su nivel corporal de vitamina D. La información incorrecta en redes sociales, foros o medios de comunicación también aumenta el riesgo.

El problema también surge porque no se siente de inmediato el daño. La toxicidad tarda en desarrollarse y esto hace que muchos no relacionen los síntomas con la suplementación. Por último, existen interacciones con otros fármacos (como diuréticos, digoxina, ciertos anti-osteoporóticos) que pueden potenciar el riesgo de complicaciones.

Foto Freepik

¿Cómo tomar vitamina D de forma segura y efectiva?

La seguridad al tomar vitamina D depende de personalizar la dosis y tener siempre supervisión médica. No todas las personas requieren la misma cantidad ni necesitan suplementarse todo el año. Se recomienda medir regularmente los niveles de vitamina D y calcio en sangre, sobre todo al tomar suplementos a diario o en dosis altas. La mejor manera de evitar problemas es seguir los consejos de profesionales de la salud.

El monitoreo constante ayuda a detectar a tiempo cualquier desviación y a ajustar la suplementación antes de que surja un problema mayor. Además, siempre debe considerarse la posibilidad de interacciones con otros medicamentos y el aporte de calcio en la dieta.

La dosis recomendada y el monitoreo

En adultos sanos, la dosis diaria segura suele estar entre 600 y 2,000 UI de vitamina D, aunque en casos específicos de deficiencia pueden emplearse hasta 4,000 UI bajo control médico. Superar esas cifras de forma habitual aumenta el riesgo de toxicidad. Las concentraciones saludables en sangre deben estar entre 40 y 80 ng/ml, evitando siempre que superen los 100 ng/ml.

El monitoreo de los niveles sanguíneos permite mantener la suplementación dentro de rangos seguros y ajustar la cantidad diaria de acuerdo a factores como la edad, la exposición solar, el peso corporal y la dieta.

Recomendaciones especiales según el perfil del paciente

No todos necesitan el mismo enfoque. En personas con osteoporosis o deficiencia comprobada, se indica una dosis personalizada, muchas veces junto con calcio y otros tratamientos para proteger la salud ósea. Estos casos requieren una vigilancia estricta, ya que ciertos grupos (mayores, personas con enfermedades crónicas o que toman medicamentos que interfieren con la absorción) pueden necesitar ajustes frecuentes y controles más seguidos para evitar complicaciones.

En cambio, la población general sin diagnóstico de deficiencia no suele requerir dosis altas y puede obtener suficiente vitamina D con una dieta equilibrada y algo de exposición solar.

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Es clave recordar que los suplementos nunca deben ser sustitutos del control médico ni motivo para dejar de lado otras acciones de prevención y tratamiento.

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