La postura sexual que es una variante del ’69’ y que deberías conocer para disfrutarla en pareja

El mundo de la intimidad siempre invita a descubrir nuevas maneras de conectar y disfrutar. Más allá de las posiciones clásicas, han surgido otras variantes que despiertan el interés de quienes buscan experimentar algo diferente. Una de ellas es el ‘68’, una postura que ha ganado fama y presencia entre parejas curiosas. Elegir nuevas posiciones no sólo aporta frescura, también fortalece la complicidad y permite centrar la atención en el disfrute individual, como propone el ‘68’, dándole protagonismo a quién recibe y a quién otorga placer por separado.
¿Qué es la postura sexual ’68’ y en qué se diferencia del ’69’?
El ‘68’ surge como una variante del clásico ‘69’, conocido por la estimulación oral mutua y simultánea. Pero hay un cambio esencial: en el ‘68’, sólo una de las personas recibe placer, mientras la otra puede concentrarse plenamente en brindarlo. Esta disociación de roles elimina la necesidad de coordinar sensaciones al mismo tiempo, lo que permite mayor entrega y atención al cuerpo del otro.
La técnica del ‘68’ consiste en que una persona se recuesta boca arriba con las piernas dobladas, mientras la otra se coloca en sentido contrario, acomodando sus muslos cerca de la cabeza del receptor. Así, los genitales quedan al alcance, favoreciendo la estimulación oral y el acceso a otras áreas sensibles, como el perineo. El atractivo principal radica en que quien da placer puede enfocarse por completo, sin distracciones, logrando una experiencia mucho más intensa y personalizada para la persona que está abajo. Este enfoque ha hecho que el ‘68’ quite popularidad al ‘69’, sobre todo entre quienes valoran una estimulación oral dedicada.

Beneficios y ventajas de la postura ’68’ para la intimidad en pareja
El ‘68’ ofrece varias ventajas físicas y emocionales en la vida sexual en pareja. Esta posición da la oportunidad de prolongar y elevar el placer, ya que cada integrante elige si recibir o dar placer con plena atención.
La persona que está encima tiene sus manos libres. Esto le abre el camino a nuevas formas de estimular, ya sea acariciando otras zonas erógenas, como senos, muslos, cuello, o masturbándose para intensificar la experiencia. Esta libertad permite personalizar el encuentro y sumar juegos previos, caricias o el uso de juguetes sexuales.
El control sobre el ritmo y la presión de la estimulación también aumenta. Quien da placer, al no recibir al mismo tiempo, ajusta mejor sus movimientos de acuerdo a las reacciones del otro. Esto estimula la comunicación no verbal y la lectura de señales, fortaleciendo el lazo de confianza.
El ‘68’ brinda además mayor acceso a zonas poco exploradas, como el perineo o el interior de los muslos, abriendo la posibilidad a descubrir nuevas sensaciones. El resultado es una experiencia más variada y rica, que puede salirse de la rutina habitual.
Sumar posiciones distintas como el ‘68’ genera un ambiente de apertura y confianza. Este clima motiva a muchas parejas a probar cosas nuevas, adaptando el momento íntimo según sus deseos y preferencias. A largo plazo, esta actitud se asocia con una conexión emocional más fuerte y satisfacción sexual elevada.
Consejos para disfrutar la postura ’68’ de manera cómoda, segura y placentera
Para aprovechar al máximo el ‘68’, conviene prestar atención a la comodidad y seguridad de ambos. Apoyarse bien sobre los codos reduce la presión del peso encima y otorga libertad de movimiento, evitando molestias o fatiga en el cuello y la espalda. La persona que está abajo puede ajustar sus piernas según su flexibilidad para encontrar la posición más cómoda.
Es fundamental respetar los límites de cada uno y hablar abiertamente sobre sensaciones, preferencias y posibles incomodidades. La higiene previa otorga tranquilidad, facilitando que ambos se relajen. También puede ser útil preparar el ambiente, regulando la temperatura, la luz y utilizando elementos como cojines para mayor confort.
El uso de juguetes sexuales o lubricantes enriquece la experiencia, intensificando sensaciones y variando los estímulos. Caricias suaves en el resto del cuerpo aumentan la intimidad y el nivel de excitación. Dejarse llevar sin prisa ayuda a descubrir qué movimientos y ritmos resultan más placenteros.
En todo momento, desarrollar una atmósfera de confianza refuerza la unión y mejora la calidad del encuentro. La sexualidad compartida gana profundidad cuando cada detalle se trata con respeto y apertura.
La postura ‘68’ se presenta como una aliada para quienes desean encender la chispa de la vida íntima. Probarla es una forma sencilla de romper la rutina, explorarse y conectar con nuevas fuentes de placer en pareja. La comunicación honesta y el deseo de compartir son siempre el mejor punto de partida para disfrutar del sexo de forma más plena y consciente.