¿Alguna información? ¿Necesitas contactar al equipo editorial? Envía tus correos electrónicos a [email protected] o ve a nuestro formulario.
Salud

Las personas mayores de 50 años deben beber esta cantidad de agua al día cuando hace mucho calor

Las temperaturas altas ponen a prueba la salud de todos, pero las personas mayores de 50 años corren un riesgo especial ante el calor intenso. Durante las olas de calor, los adultos mayores pueden sufrir con rapidez los efectos de la deshidratación. El cuerpo pierde agilidad para regular la temperatura y la sensación de sed disminuye con la edad, lo que vuelve aún más fácil pasar por alto la necesidad de beber líquidos.

La hidratación adecuada es, entonces, vital para evitar complicaciones desde mareos y confusión hasta problemas renales o cardiovasculares. Cuidar la ingesta de agua no solo protege el bienestar físico, sino que ayuda a conservar la autonomía y la calidad de vida.

Cantidad diaria recomendada de agua para personas mayores de 50 años en días calurosos

Los expertos resaltan la importancia de adaptar la hidratación según la edad y las condiciones climáticas. Las recomendaciones actuales de instituciones como la Mayo Clinic y el INAPAM indican que, en adultos mayores de 50 años, lo adecuado es consumir entre 1.5 y 2.75 litros de líquidos al día, lo que equivale a unos 6 a 10 vasos de 250 ml. Para los hombres, la cifra suele acercarse a 3 litros, mientras que en mujeres ronda los 2.2 a 2.7 litros diarios.

Durante el calor, estas cifras deben aumentar. La sudoración y el esfuerzo físico incrementan la pérdida de agua, por lo que conviene sumar entre 300 y 600 ml adicionales sin esperar a tener sed. Es clave recordar que la hidratación también viene de alimentos con alto contenido de agua, como sandía, melón, pepino, calabacín, naranjas y tomates. Los caldos claros y las infusiones bajas en cafeína, al ser refrescantes y fáciles de consumir, suman al objetivo diario sin sobrecargar el organismo.

Factores que modifican las necesidades de hidratación

La cantidad ideal de agua no es igual para todos. El peso corporal, el nivel de actividad física y la presencia de enfermedades crónicas pueden aumentar o reducir las necesidades individuales. Por ejemplo, quienes sufren problemas renales, diabetes o insuficiencia cardíaca pueden necesitar un control distinto e incluso restricciones, siempre bajo supervisión médica.

El uso de medicamentos diuréticos, antihipertensivos y algunos tratamientos para la depresión también afecta la cantidad de líquidos que debe ingerirse. Las personas de mayor complexión y quienes viven en zonas de clima seco o muy caluroso, necesitarán ajustar su ingesta. Además, la capacidad natural del cuerpo para retener agua disminuye, y la respuesta de la hormona antidiurética puede ser menos eficiente, elevando el riesgo de pérdida de líquidos.

La dieta, el consumo de sal y el aumento de la sudoración por fiebre o alteraciones metabólicas son otros factores que exigen modificar los hábitos de hidratación para evitar problemas.

Foto Freepik

Estrategias para mantener una hidratación adecuada en personas mayores durante olas de calor

Cuidar la hidratación empieza por cambiar pequeños hábitos. Es preferible beber líquidos a lo largo del día, en vez de tomar grandes cantidades de una sola vez. El agua debe estar a temperatura agradable para animar su consumo, aunque se pueden alternar con aguas saborizadas sin azúcar, jugos naturales diluidos, gelatinas o caldos bajos en sal. Incluir alimentos como frutas frescas y verduras ayuda, ya que su alto porcentaje de agua facilita alcanzar la meta diaria.

Resulta útil dejar agua visible y accesible, usar jarras o botellas con marcas que recuerden el progreso, y asociar el consumo de agua con rutinas fijas, como las comidas o las tomas de medicamentos. Acompañar cada pastilla con un pequeño vaso de agua suma en el balance diario y ayuda a no olvidar el líquido.

Conviene evitar bebidas alcohólicas y refrescos con cafeína en exceso, ya que tienden a causar deshidratación por su efecto diurético. En cambio, las infusiones suaves y las aguas frutales naturales refrescan y aumentan la aceptación.

Síntomas de deshidratación y control práctico

Detectar a tiempo la deshidratación puede evitar complicaciones serias. El primer signo es, irónicamente, la falta de sensación de sed en personas mayores, motivo por el cual no conviene esperar a sentirla para beber. Otros síntomas frecuentes incluyen:

Observar el color de la orina es uno de los métodos más sencillos: un tono amarillo claro indica buena hidratación, mientras que tonos oscuros sugieren déficit de líquidos. La revisión diaria de estos signos junto con el apoyo de familiares contribuye a mantener el control, incluso en personas con dificultades cognitivas.

Recomendaciones útiles para cuidadores y familiares

El acompañamiento es clave para una hidratación segura y constante. Establecer recordatorios visuales o sonoros ayuda a formar rutinas sin que la tarea se vuelva pesada. Tener un vaso o botella cerca de la zona de descanso o lectura facilita beber sin esfuerzo.

En días de mucho calor, conviene adaptar la ropa, eligiendo prendas ligeras y transpirables que favorezcan la ventilación. Los espacios deben mantenerse frescos, recurrir a la ventilación natural, cortinas para bloquear el sol y evitar la exposición directa, en especial entre las 12 y las 17 horas.

Durante actividades al aire libre, priorizar la sombra y los descansos frecuentes. Si la persona es dependiente, facilitar pequeñas dosis de líquido en intervalos cortos suele ser más efectivo que grandes tomas de una vez.

Apoyar con palabras de aliento y estar atentos a cambios de humor o signos físicos protege contra las consecuencias de la deshidratación y fortalece la confianza en el entorno familiar.

¿Le resultó útil este artículo?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *