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Estilo de vida

Las personas que murieron y luego volvieron a la vida dan una descripción extremadamente común de lo que sintieron

Morir y regresar parece algo propio de relatos lejanos, pero quienes han vivido una experiencia cercana a la muerte cuentan historias que resultan asombrosamente parecidas. No se trata de misterios lejanos ni de episodios aislados: miles de personas han contado lo mismo sobre ese instante en el que dejaron el cuerpo atrás, aunque fuera por muy poco tiempo.

En todas partes, diferentes edades y culturas, se repiten sensaciones y recuerdos que desafían la lógica del día a día. Cuando alguien revive para narrar lo que “vio al morir”, su testimonio suele incluir pasajes de serenidad, belleza y paz profunda. Este patrón se mantiene tanto en foros en línea como en estudios científicos serios.

Una tranquilidad que sorprende

El relato más común es la sensación de paz. Personas que estuvieron técnicamente muertas, ya sea por un infarto, un accidente grave o un evento médico inesperado, suelen hablar de un estado de calma imposible de comparar con nada en la vida diaria. Es como si se “apagaran” todas las molestias y el estrés, dejando solo un bienestar abrumador.

A veces, esa paz se experimenta como un alivio total. Hay quienes dicen sentir una ligereza intensa, como si su cuerpo pesara menos o incluso estuvieran flotando. Para muchos, regresar tras este estado acaba causando cierta tristeza, como si hubieran dejado atrás el sitio más cómodo que hayan conocido.

Sensaciones fuera del cuerpo

Otro aspecto frecuente es la percepción de estar fuera del cuerpo. Quienes han pasado por esto relatan que vieron la escena desde arriba: observan a médicos o familiares mientras su propio cuerpo yace inmóvil. Pese a esta separación, la sensación no es de susto, sino de curiosidad y sorpresa.

No solo se trata de imágenes. En ocasiones, estas experiencias se acompañan por sonidos lejanos, una especie de eco o música suave, e incluso olores agradables como flores. Nadie parece sentir frío, miedo o dolor; solo se disfruta de una especie de claridad mental inesperada.

Encuentros misteriosos y recuerdos vívidos

Muchos mencionan la presencia de seres queridos fallecidos. Estas apariciones no siempre hablan o se muestran de forma precisa, pero inspiran consuelo. Hay relatos donde madres, abuelos o hermanos parecen acudir para recibir o acompañar. Estos momentos suelen estar cargados de significado y refuerzan la sensación de bienvenida y aceptación.

Algunas personas afirman vivir una revisión rápida de la vida. Ven imágenes vívidas de recuerdos clave, situaciones cargadas de emoción, o episodios que creían olvidados. Todo ocurre sin juicio ni reproches, solo como una recapitulación acelerada.

Foto Freepik

La luz: ese elemento inconfundible

Uno de los símbolos más repetidos es la presencia de una luz brillante. Para algunos, esa luz aparece al final de un túnel, para otros es una claridad envolvente o radiante que les transmite amor y aceptación. No se asocia a dolor o miedo. La mayoría se siente atraída hacia ella, casi como si fuera un imán suave y cálido.

Traer esto de vuelta al presente provoca cambios. Muchos dejan de temerle a la muerte, experimentan un crecimiento espiritual y cambian su forma de ver la vida y las prioridades. El recuerdo no se borra: suele acompañarlos durante años e incluso se transforma en el eje de nuevos valores.

Explicaciones científicas y preguntas abiertas

La neurociencia ha intentado explicar estas vivencias. Algunos estudios señalan que la falta de oxígeno en el cerebro, combinada con la liberación de endorfinas y otros neurotransmisores, podría generar visiones y sensaciones placenteras. Otras investigaciones hablan de actividad cerebral remanente o estados semejantes al sueño REM como responsables de los episodios extracorpóreos.

Pero aún con todos estos modelos, no se consigue abarcar por completo la intensidad ni los detalles narrados por quienes han estado cerca de la muerte. Hay casos documentados incluso en personas ciegas de nacimiento, que narran imágenes luminosas tras un paro cardíaco. La ciencia reconoce que quedan cuestiones por responder.

Impacto en la vida diaria y la relación con la muerte

Quien ha pasado por esta experiencia suele tener un cambio profundo de perspectiva. La ansiedad por el final desaparece o se atenúa notablemente. Muchas personas aseguran sentir más empatía, valorar lo sencillo y reconectar con lo que consideran esencial. Otros desarrollan un interés renovado por la espiritualidad.

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Las historias personales también muestran cómo enfrentar la muerte de seres queridos se vuelve más llevadero. Escuchar relatos de paz y consuelo ayuda a muchas familias a sobrellevar el duelo y le da un sentido nuevo a lo que parecía solo dolor y separación.

La experiencia es universal pero única

Aunque los detalles varían, la coherencia de los relatos impresiona. Sin importar la cultura, la edad o las creencias previas, hay patrones compartidos y recuerdos difíciles de ignorar para médicos, investigadores y familiares.

Algunos interpretan estos episodios en clave religiosa, otros como manifestaciones de la mente, y otros más como posibles puertas a realidades que apenas empezamos a conocer. Sin importar la explicación preferida, las sensaciones de tranquilidad, luz y compañía forman el corazón de todas estas historias.

Hay quienes pasan años tratando de entender lo que vivieron. Algunos buscan respuestas en la ciencia, otros en la espiritualidad, pero todos, sin excepción, coinciden en una cosa: la muerte, al menos por un instante, dejó de dar miedo. Estas vivencias parecen abrir la puerta a una nueva confianza sobre lo desconocido, inspirando relatos que, aunque parezcan increíbles, se repiten con una naturalidad desconcertante.

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