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Cocina, recetas y alimentos

Los 7 peligros de comer menos de una cucharadita de sal al día

Aunque el consumo excesivo de sal es bien conocido como factor de riesgo para enfermedades como la hipertensión, muchas personas desconocen los peligros que conlleva consumir cantidades insuficientes. La sal, esencial para diversas funciones biológicas, no solo aporta sabor a la comida, sino que es clave para el equilibrio de líquidos, la función muscular y más procesos vitales.

¿Por qué el cuerpo necesita sal?

La sal, compuesta principalmente de sodio, es un electrolito esencial que contribuye a mantener el balance adecuado de los líquidos corporales. Además, regula funciones importantes como la presión arterial, los impulsos nerviosos y la contracción muscular. Sin el sodio suficiente, estas y otras funciones cruciales pueden verse comprometidas.

El problema surge cuando se consumen cantidades por debajo del límite mínimo recomendado: una cucharadita al día, equivalente a aproximadamente 2,300 mg de sodio, según instituciones como la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Deshidratación severa

El sodio ayuda a que el cuerpo retenga el agua necesaria para mantenerse hidratado. Cuando una persona consume menos de la cantidad mínima de sal, los niveles de hidratación se ven afectados. Esto puede provocar deshidratación severa, especialmente en climas cálidos o durante el ejercicio físico intenso. La deshidratación, a su vez, causa síntomas como fatiga, dolores de cabeza constantes y calambres musculares.

Presión arterial peligrosamente baja

El sodio también juega un papel crucial en la regulación del volumen sanguíneo. Cuando los niveles de sodio son demasiado bajos, el volumen de sangre disminuye, provocando una caída peligrosa de la presión arterial. Esto puede causar mareos, desmayos e incluso poner en riesgo órganos como el cerebro y el corazón, que dependen de un flujo constante de sangre.

Problemas musculares

Los músculos necesitan sodio para funcionar correctamente, ya que este ayuda en la transmisión de señales nerviosas que permiten sus contracciones. Una ingesta insuficiente de sal puede debilitar significativamente los músculos, provocando sensación de debilidad, temblores o incluso espasmos musculares. Esto es especialmente importante para deportistas o personas físicamente activas.

Desequilibrio en la salud digestiva

El sistema digestivo también depende del sodio para producir ácido clorhídrico, necesario para descomponer los alimentos en el estómago. Sin suficiente sal en la dieta, la digestión puede volverse más lenta y menos eficiente, causando molestias como hinchazón, gases o estreñimiento. Además, una digestión incompleta puede reducir la absorción de nutrientes clave, debilitando el cuerpo con el tiempo.

Foto Freepik

Incremento de los niveles de colesterol malo

Curiosamente, hay estudios científicos que han asociado dietas bajas en sal con un aumento en el colesterol LDL, conocido como el “colesterol malo”. Este tipo de colesterol está directamente relacionado con enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares, por lo que no consumir suficiente sal podría tener el efecto opuesto al deseado respecto a la salud cardiovascular.

Alteración en los antojos y paladar

Cuando el cuerpo no recibe suficiente sal, puede desarrollarse un deseo intenso por alimentos salados. Esto ocurre como una respuesta natural del organismo para restaurar el balance de sodio. Además, una dieta muy baja en sal puede cambiar el umbral del sabor de las personas, haciendo que las comidas normales parezcan insípidas o causando alteraciones en la percepción del gusto.

Debilitamiento del hígado

Consumir menos sal también puede afectar directamente procesos metabólicos clave en el hígado, como la desintoxicación del cuerpo. La falta de sodio reduce la capacidad del hígado para procesar ciertos nutrientes, lo que eventualmente puede disminuir la eficiencia de este órgano vital. Esto deja al cuerpo más vulnerable a toxinas y afecta el metabolismo general.

¿Qué cantidad es la adecuada?

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Para evitar los problemas relacionados tanto con el exceso como con la falta de sal, lo ideal es mantener un consumo moderado. Los adultos deben limitarse a una cucharadita de sal al día, incluyendo la sal presente en alimentos procesados y preparados. Es importante leer etiquetas y optar por alimentos frescos cuando sea posible para controlar mejor el contenido de sodio.

En poblaciones específicas, como personas mayores, niños o aquellos con enfermedades crónicas, las necesidades de sodio pueden variar. Por eso, es recomendable consultar a un médico o nutricionista para ajustar la dieta según las necesidades individuales.

Balancear el consumo de sal con potasio

Además de controlar la ingesta de sal, es útil equilibrarla con una dieta alta en potasio, un mineral presente en frutas y verduras como plátanos, espinacas y aguacates. El potasio contrarresta algunos de los efectos negativos del sodio sobre la presión arterial, proporcionando un enfoque más completo para la salud cardiovascular.

No consumir suficiente sal puede ser igual o incluso más peligroso que consumir en exceso. Es esencial encontrar un equilibrio que permita al cuerpo funcionar correctamente, evitando problemas como deshidratación, debilidad muscular, problemas digestivos y daño a órganos clave. Una cucharadita de sal al día es más que suficiente para satisfacer las necesidades de sodio en una dieta saludable. Mantener este balance hará que el cuerpo disfrute de los beneficios de la sal sin asumir sus riesgos.

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